En pleno espíritu navideño, la Basílica del Voto Nacional se transforma en un escenario mágico donde la fe, la historia y la creatividad se encuentran ya que allí se levanta el pesebre más grande de Sudamérica, una obra que está asombrando a locales y visitantes por igual.
Extendido sobre 280 metros cuadrados en una de las partes centrales del imponente templo neogótico, el llamado Belén Encantado cuenta con 1 750 figuras, de las cuales 650 están en constante movimiento, envueltas en efectos de sonido ambiental, cascadas, ríos, paisajes y elementos que recrean con asombrosa fidelidad la vida de la época bíblica.

Escenas para vivir la historia
La historia comenzó hace más de dos décadas, cuando el sacerdote Jimmy Arias, ahora fallecido, soñó con una Navidad distinta, una en la que la gente pudiera aprender la historia del nacimiento de Jesús a través de una experiencia visual y conmovedora. Ese sueño se convirtió en este despliegue artístico que hoy recibe a miles de visitantes.
Las trece escenas del pesebre narran desde el anuncio del ángel a María hasta momentos de la infancia de Jesús, incluyendo su vida cotidiana en diferentes escenarios. Los visitantes caminan por un paisaje lleno de vida con ríos que cruzan el belén, puentes, vegetación variada, estructuras típicas hebreas y hasta efectos meteorológicos que simulan nubes y lluvia.

Más que un nacimiento estático, esta obra es una experiencia inmersiva que combina historia, arte, tecnología y tradición. Y es que además de sus figuras en movimiento, el pesebre integra sonidos ambientales que acompañan cada paso, logrando que cada familia, niño o adulto, viaje en el tiempo y sienta la magia de la Navidad de una forma única.
De Loja a Quito
Este belén no es nuevo en Quito, de hecho, nació en la ciudad de Loja y con el tiempo se ha ido perfeccionando con más figuras, más detalles, más movimiento y mayor impacto visual.
La instalación cada año se vuelve más compleja, no solo por la cantidad de piezas, sino por el cuidado artesanal. En esta edición 2025, algunas figuras han sido elaboradas por artesanos especializados en Italia, añadiendo un toque internacional de excelencia artística.

El montaje dentro de la Basílica llevó cerca de 70 días de trabajo, aunque la preparación inicia mucho antes, ya que es necesario realizar una restauración de las piezas afectadas por el traslado y almacenamiento.
Una experiencia para todas las edades
Miles de familias han llegado al centro histórico para recorrer este pesebre que también se ha convertido en un punto de encuentro emocional y espiritual. La obra no solo busca entretener; busca conectar a las personas con el sentido original de la Navidad y con historias de esperanza, fe y comunidad.
La entrada general tiene un costo de $3 para adultos, mientras que niños y personas con discapacidad pagan la mitad. Estos recursos se destinan a la conservación de la Basílica y al trabajo social de la Fundación Padre Jimmy Arias, que brinda apoyo psicológico y psiquiátrico a jóvenes de bajos recursos.

Más que arte, una invitación
El Belén Encantado, que estará hasta el 18 de enero de 2026 o más tiempo si tiene buena acogida, se ha convertido en un símbolo festivo que invita a vivir la Navidad de forma positiva y emotiva, recordando sus raíces históricas, culturales y familiares. Entre luces, figuras danzantes y escenas llenas de detalles, Quito se llena de sonrisas, recuerdos y nuevas tradiciones.
Si aún no lo conoces, esta temporada es la oportunidad perfecta para dejarse sorprender por este gigantesco pesebre que, más allá de ser una obra artística sin igual, se ha ganado el corazón de quienes lo visitan.
