Hay decisiones de Estado que marcan generaciones y esta es una de ellas. El Gobierno Nacional presentó la Política Intersectorial para el Abordaje Integral del Embarazo en Adolescentes 2026–2035, una hoja de ruta que no solo busca reducir cifras, sino sanar una herida social que por décadas ha afectado a niñas cuyos sueños fueron interrumpidos demasiado pronto.
En el país, cuatro niñas menores de 14 años dan a luz cada día, se trata de cuatro vidas que debieron estar jugando, estudiando y creciendo. Porque detrás de cada número hay una historia que nunca debió pasar.
“Cuando hablamos de embarazo adolescente no hablamos de cifras: hablamos de niñas y de sueños rotos”, dijo María José Pinto, vicepresidenta de la República, en una frase que retumbó en todo el auditorio. Las niñas no son madres, son niñas y el país les debía una respuesta.
Un país que se mueve por ellas
Esta política nace en aulas, barrios, centros de salud y en las voces de 2.076 adolescentes que participaron activamente en su diseño. Son ellas y ellos quienes contaron sus miedos, lo que necesitan y lo que esperan de un Estado que los mira de frente.
Así, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)/ la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Ecuador definió cinco ejes estratégicos que buscan cambios profundos y sostenibles:
1. Educación que acompaña, no abandona
Implementación de Educación Integral en Sexualidad (EIS), retención escolar y una promesa firme en la que ninguna adolescente que decida continuar sus estudios será excluida por ser madre.
2. Salud que cuida con respeto y claridad
Servicios amigables, información real sobre anticonceptivos, especialmente de larga duración, y acceso efectivo a salud sexual y reproductiva. Porque tomar decisiones informadas también es libertad.
3. Familias que se suman al cambio
Con el programa “Aprendiendo en Familia”, se busca trabajar con hogares para transformar patrones socioculturales que normalizan silencios, culpas y violencias.
4. Protección para romper ciclos de violencia
Derivación segura, atención especializada y mecanismos que evitan la revictimización. Una ruta pensada para acompañar y no para juzgar.
5. Sostenibilidad: que esto no dependa de un periodo político
Un blindaje financiero y normativo de 10 años asegura que esta política viva más allá de cualquier cambio de gobierno.
Las cifras que inspiran esperanza
Entre 2018 y 2024, la tasa de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años bajó de 70.4 a 39.55. Es un avance enorme, pero aún falta, ya que se registra alrededor de 84 partos diarios en adolescentes. Datos que muestran que esta es una deuda que exige constancia, inversión y voluntad.
La meta para 2035 es reducir el embarazo en niñas de 10 a 14 años a 1.81 y reducir el embarazo en adolescentes de 15 a 19 años a 29.3. Puede que sean metas ambiciosas, pero también son urgentes y posibles.
Información clara para poder decidir
Martín, de 14 años, lo resumió con la honestidad que solo un adolescente puede tener, el menciona que “en nuestras instituciones recibimos información clara para tomar decisiones responsables”. Esa frase revela algo crucial y es que la prevención funciona cuando hay confianza, información y diálogo.
Esta política no es un documento más, es una promesa. Una apuesta por construir un país donde una niña pueda ser lo que quiera ser, pero jamás una madre a los 12 años. La Vicepresidenta lo dijo “Hoy presentamos una política que no es un documento más, es una ruta clara, concreta y firme”.