Este 16 de noviembre, día decisivo para el futuro del país, la primera dama Lavinia Valbonesi acompañó a su esposo, el presidente Daniel Noboa, junto a sus dos pequeños hijos para ejercer su derecho al voto. Fue una escena que transmitió unidad, ternura y esperanza, con toda la familia vestida de blanco, símbolo de paz y renovación.
El mandatario llegó junto a su esposa e hijos a la Escuela de Educación Básica Dr. Antonio Moya, en Olón, Santa Elena. Daniel lució una camiseta blanca con un estampado en la parte trasera, mientras sus hijos también vestían camisetas blancas, y Lavinia deslumbró con un hermoso vestido largo blanco, el cabello suelto y tacones combinados, una imagen que reflejaba elegancia y sencillez.
Voto con emoción y convicción
La primera dama, conocida por su estilo amable, su influencia en redes y su trabajo como nutricionista, acudió a la Unidad Educativa Vicente Ramón Roca para ejercer su derecho al voto, aproximadamente a las 09h20 de la mañana.
Ella caminó hacia la mesa de votación, irradiando una energía positiva que contagió a quienes la veían. Votó rápidamente, mostró su papeleta de votación y recogió su certificado.
Unidad blanca
No fue casualidad que toda la familia haya vestido de blanco. El blanco, históricamente asociado con la paz, la armonía y la claridad, destacó en esta escena familiar como un llamado simbólico de reconciliación y cambio.
En un país que atraviesa tiempos difíciles, la imagen de Noboa, Lavinia y sus hijos, todos juntos, votando, representa la aspiración de un proyecto compartido, de un nuevo Ecuador construido con apoyo entre generaciones.
Mensaje para el país
Más allá del acto del voto individual, esta imagen familiar se convierte en una metáfora, cuando una familia unida alza su voz, no solo defiende sus sueños, sino también los sueños colectivos del país.
Lavinia y Daniel, muestran que la consulta popular no es solo un asunto político, sino una oportunidad para fortalecer los lazos ciudadanos, para involucrar a las nuevas generaciones y para construir un relato de esperanza en Ecuador.
Este momento no pasó desapercibido por los medios ni por la ciudadanía. En un contexto de mucha tensión política, la calidez y sencillez de esta familia ofrecieron un respiro emocional, un recordatorio de que, detrás de los procesos electorales, hay rostros humanos, padres, hijos y ciudadanos que sueñan con un país mejor.