La tarde del 10 de septiembre quedará grabada en la memoria de Iztapalapa. Una pipa de gas LP explotó debajo del Puente de la Concordia, provocando una tragedia que dejó al menos tres personas fallecidas y más de 70 lesionadas, varias de ellas con quemaduras graves. Decenas de autos quedaron envueltos en llamas y el caos se apoderó de las calles: gritos, humo y el sonido de sirenas marcaron las siguientes horas.
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Pero entre el miedo y la desesperación surgieron escenas de heroísmo que devolvieron esperanza. Vecinos que ayudaron a sacar a los heridos de los autos, gente que corrió a llevar agua y paramédicos improvisados que no dudaron en ofrecer su apoyo. Entre esas historias de valor, una en particular ha conmovido a miles: la del policía y motociclista que logró salvar a una niña de dos años en medio de la devastación.
El momento que se volvió viral
En redes sociales circula un video que muestra el instante en que un elemento de la Policía Bancaria e Industrial recibe a la pequeña de brazos de su abuelita, Alicia Matías Teodoro, quien la había protegido con su propio cuerpo del fuego y la onda expansiva. Alicia, con más del 90% del cuerpo quemado, logró mantener a salvo a su nieta Azuleth hasta que un rescatista se acercó a auxiliarlas.
“¡El niño, santo Dios!”, se escucha gritar al policía mientras toma con cuidado a la menor y pide a los curiosos que se aparten de la zona de peligro. Acto seguido, y sin esperar una ambulancia que tardaba en llegar por el tráfico, el agente se sube a una motocicleta junto a un ciudadano y emprenden un recorrido contraflujo hasta llegar al hospital.
Las imágenes muestran cómo el acompañante va abriendo paso entre los autos, gritando a conductores y peatones para que cedan el paso. Al llegar a la zona de urgencias, el personal médico los recibe de inmediato, logrando estabilizar a la niña que hoy se encuentra fuera de peligro.
Una lección de amor y valentía
La historia de Alicia y de este policía no solo ha despertado admiración, sino que se ha convertido en símbolo de resistencia y esperanza. “Por favor, hagan todo lo que esté en sus posibilidades para salvar a mi mamá”, pidió la hija de Alicia entre lágrimas. La abuelita continúa en terapia intensiva, pero su acto de amor ha sido reconocido como un ejemplo de lo que significa proteger la vida a cualquier costo.
El gesto del motociclista también ha recibido miles de aplausos en redes sociales, donde lo llaman “héroe sin capa”. Usuarios destacan que no dudó en arriesgarse para llevar a la niña a salvo y que su acción fue decisiva para que hoy pueda recuperarse.
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Reflexión necesaria: de la admiración a la exigencia
Historias como esta nos recuerdan que, incluso en los peores desastres, la solidaridad mexicana sigue viva. Los actos de valentía de ciudadanos y policías, así como la labor incansable de médicos y enfermeras, son un recordatorio de que la humanidad siempre encuentra la forma de brillar en la oscuridad.
Sin embargo, esta tragedia también deja en evidencia la urgencia de exigir a las autoridades condiciones de seguridad que prevengan estos accidentes. No basta con aplaudir el heroísmo de quienes actúan después del desastre: es indispensable que existan controles, mantenimiento adecuado de unidades de gas y protocolos de respuesta rápidos para que no se repitan tragedias de esta magnitud.
La sociedad se une cuando más se necesita, pero también tiene el poder de exigir que estas historias no surjan por necesidad, sino que la prevención sea la regla y no la excepción.