En una entrevista exclusiva con Nueva Mujer, la reconocida coach motivacional empresarial comparte su propia revolución personal y nos entrega la clave para deshipnotizarnos de las autoexigencias, elegirnos sin miedo y construir un éxito que se sienta “ligero, bondadoso, más tuyo”.
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¿Cuál fue ese punto de quiebre personal, esa “grieta” en la fachada de la “mujer impecable”, que te llevó a romper con lo que creías que era el éxito y a buscar un camino más bondadoso y auténtico?
Crecí creyendo que el éxito era correr, hacerlo todo bien, aguantar aunque doliera. Nos dijeron que así se veía una mujer fuerte: impecable, sonriendo, aunque por dentro estuviera rota. Y, sin darnos cuenta, normalizamos el cansancio, la soledad, la sensación de que nunca es suficiente… porque nadie nos enseñó a parar, nadie nos enseñó a elegirnos sin miedo.
Mi punto de quiebre fue justamente ese: el darme cuenta de que estaba exhausta, de que esa versión de “éxito” me estaba rompiendo. Entendí que esa no era la única manera de vivir. El verdadero éxito también puede sentirse ligero, bondadoso, más tuyo. Un éxito donde no tienes que romperte para lograrlo. Fue un despertar, un momento de decir “basta” y empezar a construir mi propio camino.
Desde tu experiencia como presentadora y locutora, donde la exposición y la imagen son constantes, ¿Cómo impactó esa presión mediática en tu bienestar y en esa búsqueda de “hacerlo todo bien”? ¿Cómo aplicas hoy las lecciones de tu etapa en los medios a tu rol como coach motivacional, especialmente en la comunicación y conexión con tu audiencia?
La presión mediática era brutal. Siempre sentías que tenías que ser impecable, perfecta, siempre con una sonrisa , incluso cuando por dentro te sentías agotada o rota. Te exigías a ti misma estar siempre bien, y eso te llevaba a normalizar el cansancio. Aprendí a disimular mucho, a mostrar solo una parte de mí.
Pero curiosamente, esa etapa me dio herramientas poderosísimas para mi rol actual. Como presentadora y locutora, aprendí a comunicarme con claridad, a conectar con la audiencia, a contar historias. Ahora, como coach, uso esas mismas habilidades, pero con un propósito diferente: no para “vender” una imagen perfecta, sino para transmitir vulnerabilidad, autenticidad y mensajes de bienestar que resuenen de verdad con la gente. Mi voz ahora es una herramienta para ayudar a otros a despertar, no a seguir durmiendo bajo esas falsas ideas de éxito.
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El podcast “+BienEstar” se ha convertido en un espacio de mucha resonancia. ¿Qué vacío o necesidad específica identificaste en el público femenino que te llevó a crear este proyecto? Y, desde tu perspectiva, ¿cuál crees que es el mayor desafío que enfrentan las mujeres latinoamericanas hoy al intentar priorizar su bienestar y elegirse a sí mismas sin culpa?
Con +BienEstar, identifiqué un vacío enorme: la necesidad de hablar de bienestar de forma real, sin filtros, sin los clichés de “todo es perfecto”. Muchísimas mujeres me escribían, me contaban que se sentían agotadas, solas, que sentían que nunca eran suficientes , y que nadie les había enseñado a parar o a elegirse sin miedo. Me di cuenta de que había una necesidad profunda de una conversación más honesta sobre cómo alcanzar ese bienestar sin tener que “romperse” en el intento.
El mayor desafío para las mujeres latinoamericanas, desde mi perspectiva, es la culpa. Estamos educadas para ser cuidadoras, para priorizar a los demás, para cumplir expectativas familiares y sociales. Elegirnos a nosotras mismas se siente egoísta, nos genera culpa. Además, el ritmo de vida, las exigencias laborales y familiares, hacen que normalicemos el agotamiento. Romper con ese círculo de “estar siempre disponible para todos” y empezar a poner límites, es un acto revolucionario.
Mencionas que “nadie nos enseñó a parar” y a “elegirnos sin miedo”. Si tuvieras que darle a nuestras lectoras de Nueva Mujer un primer paso tangible, una práctica o una pregunta interna, para empezar a “romper el círculo” y priorizar su bienestar, ¿cuál sería?
Si algo de lo que leíste hoy resonó en ti… es porque ya lo sabes: es momento de romper el círculo y despertar. Mi consejo más tangible, el primer paso, es hacerte una pregunta muy simple, pero poderosa:
“¿Esto que estoy haciendo, me está construyendo o me está rompiendo?” Y sé brutalmente honesta contigo misma al responderla.
Una vez que identificas lo que te está rompiendo, el siguiente paso es permitirte parar. No tienes que tener la solución perfecta, solo tienes que darte permiso para no seguir en automático. Puede ser un minuto de silencio, un no a una petición, o simplemente reconocer tu cansancio. Ese pequeño acto de parar y elegirte, aunque sea por un momento, es el inicio de tu libertad.
Como coach motivacional empresarial, trabajas con líderes y equipos. ¿Qué lección fundamental has aprendido sobre el empoderamiento femenino en el ámbito laboral y cómo el bienestar personal influye directamente en el éxito profesional y el liderazgo?
He aprendido que el verdadero éxito y liderazgo hoy en día no se miden por la cantidad de horas trabajadas o por lo mucho que aguantas, sino por tu capacidad de estar bien, de estar centrada. Una mujer que prioriza su bienestar personal es una líder mucho más efectiva. Cuando estás agotada o “rota” por dentro, tu creatividad disminuye, tu paciencia se agota, tomas peores decisiones y tu capacidad para inspirar a tu equipo se ve afectada.
El empoderamiento femenino en el ámbito laboral pasa por entender que tu bienestar no es un lujo, sino un pilar fundamental para tu rendimiento y tu impacto. Las mujeres que se eligen, que saben cuándo parar, que manejan su energía y que no temen mostrar su vulnerabilidad, son las que están liderando el cambio. Son las que construyen equipos más sanos, más colaborativos y, paradójicamente, más productivos. El éxito que se siente “ligero, bondadoso, más tuyo” es el éxito que realmente te permite florecer como líder y como persona.
La visión de Karla Sarmiento nos invita a una profunda reflexión sobre cómo estamos viviendo y cómo podemos reescribir nuestra propia historia de éxito. Su testimonio es un recordatorio poderoso de que somos capaces de “romper el círculo” y vivir una vida más auténtica y plena.