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Quito florece: siete hábitats ecológicos urbanos transformarán el Parque Bicentenario y el corazón de la ciudad

Quito se llena de vida con la creación de siete hábitats ecológicos urbanos en el Parque Bicentenario. Con más de 2.500 plantas, miradores y talleres, este proyecto busca reconectar a la ciudadanía con la naturaleza y mejorar su calidad de vida.

La propuesta intervendrá un área de 1.750 metros cuadrados en la zona sur del parque.
Quito busca ser más sustentable La propuesta intervendrá un área de 1.750 metros cuadrados en la zona sur del parque. ( S Werle)

Quito vuelve a sorprender al país con una propuesta que no solo embellece su espacio urbano, sino que también apunta directamente al corazón de la sostenibilidad. La capital ecuatoriana implementará siete Hábitats Ecológicos Urbanos (HEU) en el Parque Bicentenario, una iniciativa que invita a la ciudadanía a reconectar con la naturaleza en su vida diaria.

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Liderado por el Jardín Botánico de Quito y apoyado por el Municipio, el proyecto cuenta con el cofinanciamiento del Fondo Ambiental de Quito y se alinea con los grandes retos globales: conservar la biodiversidad, mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la calidad de vida en las ciudades. ¡Y todo desde el corazón mismo de Quito!

La propuesta intervendrá un área de 1.750 metros cuadrados en la zona sur del parque, priorizando los espacios de alta circulación y encuentro. En estas áreas se sembrarán más de 2.500 plantas, entre árboles, arbustos y herbáceas, con una maravillosa combinación de especies nativas y ornamentales. Esta mezcla no solo será un deleite para la vista, sino también un refugio vital para aves, insectos y polinizadores.

Quito implementará siete Hábitats Ecológicos Urbanos (HEU) en el Parque Bicentenario.
Quito busca ser más sustentable Quito implementará siete Hábitats Ecológicos Urbanos (HEU) en el Parque Bicentenario.

Cada hábitat será un oasis de vida y aprendizaje. Incluirá bancas para el descanso, señalética interpretativa, y en cuatro de ellos, miradores especialmente diseñados para la observación de aves. Estos espacios buscan ser más que paisajismo: serán rincones de contemplación, educación ambiental y encuentros comunitarios.

Pero este proyecto no se queda en lo estructural. Uno de sus ejes más emocionantes es la participación activa de la ciudadanía. A través de jornadas de siembra, talleres formativos y actividades de monitoreo participativo, se busca fomentar una cultura de respeto, cuidado y compromiso con el entorno. En palabras de Carolina Jijón, directora del Jardín Botánico de Quito: “Con estos hábitats buscamos que la ciudadanía experimente de forma tangible los beneficios de la naturaleza en la ciudad, fortaleciendo el bienestar colectivo y la resiliencia urbana.”

La ejecución del proyecto se desarrollará entre julio y diciembre de 2025, y su mantenimiento está garantizado hasta mayo de 2026. Se trata de una propuesta que no termina en la siembra, sino que apuesta por el cuidado a largo plazo, con visión de futuro.

El proyecto está liderado por el Jardín Botánico de Quito y apoyado por el Municipio.
Quito busca ser más sustentable El proyecto está liderado por el Jardín Botánico de Quito y apoyado por el Municipio.

Por su parte, Mónica Reinoso, directora ejecutiva del Fondo Ambiental de Quito, destacó el carácter innovador y escalable de este modelo: “Este proyecto refleja nuestro compromiso con soluciones basadas en la naturaleza que transforman espacios urbanos. Es modular, replicable y viable desde lo técnico, social y ambiental”.

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La propuesta responde directamente a normativas locales como la Ordenanza Metropolitana de Infraestructura Verde-Azul y se alinea con el Acuerdo Quito 2034 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), conectando lo local con lo global, y demostrando que Quito puede ser un ejemplo de ciudad resiliente y ecológica.

Así, el Parque Bicentenario —donde antes operaba el antiguo aeropuerto— se convierte en símbolo de transformación. Donde una vez hubo aviones, pronto habrá colibríes. Donde antes hubo ruido, ahora habrá armonía natural. Y lo mejor: será un espacio de todos y para todos.

Este proyecto no solo siembra plantas. Siembra esperanza. Quito florece, y con ella florecemos todos.

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