La maternidad no comienza con el embarazo ni termina con el parto. Tampoco está reservada únicamente para quienes tienen hijos. La energía maternal —ese instinto protector, amoroso y generoso— es una fuerza que habita en toda mujer desde su nacimiento.
Conversamos con Gaby Villareal, experta en energías, quien nos invita a redescubrir ese poder invisible que nos conecta con nuestro linaje femenino y con el acto sagrado de dar vida, contención y amor.
“Todas las mujeres tienen energía maternal, hayan sido madres o no. Nace con nosotras y se expresa en cómo cuidamos, acompañamos, sostenemos y amamos”, nos dice Gaby.
Un legado energético que atraviesa generaciones
Desde una mirada espiritual, la energía maternal no solo es parte de nosotras: es algo que también heredamos y transmitimos.
Según Gaby, durante el embarazo no solo se forma un cuerpo físico, sino que también se crea un puente energético entre madre e hijo, donde se transmite información emocional, espiritual y energética.
“Lo que sientes y piensas mientras gestas también se convierte en herencia. Por eso es fundamental cuidar nuestro mundo interior durante esa etapa”, explica.
Esto puede ayudarnos a comprender muchos de los bloqueos o carencias que arrastramos como adultas. ¿Qué tipo de energía recibimos nosotras en el vientre materno? ¿Qué podemos transformar para que nuestras hijas y nuestros hijos no repitan los mismos patrones?
Energía maternal y energía femenina: hermanas, no gemelas
Aunque puedan confundirse, no son lo mismo. La energía femenina es receptiva, intuitiva, sensible. Tiene que ver con nuestra capacidad de recibir, fluir y conectar con el placer y la suavidad. En cambio, la energía maternal está más orientada al dar, al proteger, al resolver.
“La energía femenina se siente cómoda recibiendo. La maternal, en cambio, quiere dar, solucionar, cuidar. Ambas viven en nosotras, y el equilibrio entre las dos es clave para nuestra salud emocional”, afirma Gaby.
¿Estás gestando? Potencia tu energía maternal con conciencia
Durante el embarazo, la energía maternal se vuelve aún más activa. Y aunque muchas veces nos enfocamos solo en lo físico, Gaby invita a mirar también lo emocional y espiritual.
“Tus emociones son parte de lo que estás compartiendo con ese nuevo ser. Por eso, es vital aprender a gestionar el miedo, la ansiedad, los pensamientos negativos… y reemplazarlos por afirmaciones positivas, calma, confianza”, aconseja.
Una herramienta hermosa que propone es escribir una carta de decretos mensuales durante el embarazo.
En ella, puedes escribir lo que deseas para tu bebé: salud, amor propio, felicidad, fortaleza. Esta práctica no solo fortalece el vínculo madre-hijo, sino que también permite liberar emociones estancadas y establecer una intención clara en la etapa gestacional.
¿Y si no soy madre? También tienes energía maternal
Ser madre no es el único camino para activar tu energía maternal. Este poder se manifiesta en tu forma de cuidar a quienes amas, en cómo sostienes a tus amigas, en la paciencia con la que acompañas a otros, o incluso en la ternura con la que te hablas a ti misma.
Es una fuerza creadora que también se expresa en proyectos, ideas, relaciones o comunidades.
“La energía maternal no depende de un hijo. Está en ti cada vez que abrazas, ayudas, guías o proteges. Es una fuente de amor que puedes dirigir hacia lo que tú elijas”, concluye Gaby.