Paola Schietekat tienen 27 años y había conseguido el trabajo de sus sueños como como economista conductual para el Supreme Committee for Delivery and Legacy, la cual está a cargo de la organización del Mundial de futbol 2022 que se celebrará en Qatar.
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El 6 de junio de 2021 un hombre a quien presuntamente conoció en redes sociales y consideraba “su amigo”, entró en su departamento mientras dormía. Cuando Paola intentó llamar a la policía, el sujeto la agredió y abusó de ella.
La joven, que ya había sido víctima de abuso sexual en el pasado, sabía que tenía que denunciar por lo que fotografió sus heridas, obtuvo un certificado médico y se dirigió a la policía, acompañada de la embajadora de México en Qatar, Graciela Gómez, y el entonces cónsul Luis Alberto Ancona.
La respuesta de las autoridades se volcó en contra de Paola pues libraron de culpa a su agresor, mientras que a ella la sentenciaron a recibir 100 latigazos y pasar siete años en prisión por haber mantenido una “relación extramarital” con aquel hombre.
“Al preguntarme si quería una orden de alejamiento, no hacer nada, o ir a las últimas instancias, me congelé, por el shock, por el miedo y la falta de sueño, y volteé a ver al cónsul, quien me recomendó ir a las últimas instancias”, escribió Schietekat en un texto titulado “Un mundo que parece odiar a las mujeres”, el cual fue publicado recientemente en el portal del periodista Julio Astillero.
Fue entonces cuando recibió la condena, sustentada en la Ley Islámica que rige en Qatar.
A pesar de ser una región más liberal en cuanto a lo que pueden hacer las mujeres (como conducir, tener acceso a una educación superior o decidir si usan velo o no), existe el llamado Sharía, que es el sistema legal islámico.
En la ley islámica se define el zina como la relación sexual entre un hombre y una mujer que no están casados. Todo contacto sexual fuera del matrimonio se considera un delito.
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Schietekat se convirtió al islam años atrás pero aunque no fuese musulmana, tampoco estaría exenta de recibir un castigo bajo esta ley.
El 25 de julio, Schietekat logró salir de Qatar con el apoyo de la misma empresa con la que llegó al país. De vuelta en México, la joven recibió un expediente en el que se lee que el agresor había sido absuelto de todos los cargos puesto que “no había cámaras para constatar que el ataque ocurrió”.
Ahora Paola se encuentra refugiada en casa de sus padres en la Ciudad de México pero su proceso judicial continúa en Qatar y debe presentarse de nueva cuenta en marzo.
“Nunca había respirado con más alivio que cuando me sellaron el pasaporte. En México paró la adrenalina y empezó un proceso más lento, aunque igual de complejo y doloroso”, se lee en su escrito.
La joven ha denunciado que no ha recibido apoyo por parte de las autoridades mexicanas en Qatar.
“Observé la poca, o más bien, nula preparación de la Embajada para actuar en mi defensa. Nadie de las y los diplomáticos hablaba ni un poco de árabe, pero tampoco tenían el menor conocimiento de las leyes locales”, explicó.
Paola dijo que Luis Ancona, quien ahora funge como cónsul en Bolivia, le recomendó “cerrar bien la puerta” de su departamento para no volviera a sufrir una agresión.
En una entrevista con Enrique Hernández Alcázar, habló de la recomendación que Ancona le dio sobre “llegar hasta las últimas instancias” provocó que la condenaran. Esto evidenció la falta de preparación de quienes representan y protegen los intereses de los ciudadanos en el extranjero.
La joven ya tuvo un encuentro con el canciller Marcelo Ebrad en México quien aseguró que le brindarán apoyo jurídico para hacer que sus derechos sean respetados.