El caso de Marisol Cuadras nos recuerda a Marisela Escobedo y cómo la justicia no llega

Marisol Cuadras tenía 18 años cuando le arrebataron la vida. Ella salió de su casa para protestar en la manifestación del Día de la eliminación de la violencia contra la mujer pero no volvió pues un comando armado atacó a las afueras del Palacio

Según los reportes, estos llevaban armas de “uso exclusivo del Ejército” y también explosivos que iban dirigidos al Secretario de seguridad. Uno de los sicarios falleció en el ataque y un miembro del equipo de prensa del Ayuntamiento resultó herido.

En uno de los videos que circuló del momento se puede observar el cuerpo inerte de Marisol justo afuera del recinto gubernamental, despertando indignación entre los colectivos e internautas que seguían de cerca la marcha.

El gobernador Alfonso Durazo se pronunció sobre lo sucedido. “Reprobamos categóricamente los hechos violentos en Guaymas. Nuestras condolencias a las y los familiares de las personas fallecidas”.

México es uno de los países con mayores índices de violencia hacia la mujer y resulta increíble que en medio de una protesta para exigir nuestros derechos, terminen arrebatándole la vida a una más.

No basta reprobar los hechos violentos, ni tampoco basta con dar las condolencias a sus familiares. Marisol quería justicia por aquellas a las que se les ha arrebatado la vida. Ella gritó por las que no volvieron a casa y señaló la indiferencia de las autoridad pero terminó siendo “una más” en la lista.

En redes sociales usuarios recordaron el caso de Marisela Escobedo, quien también fue víctima de la violencia mientras buscaba justicia para su hija, Rubí Frayre.

Fue en junio de 2009 que Marisela logró dar con el asesino de Rubí y pese haber confesado todo su crimen, terminó siendo absuelto “por falta de pruebas”. Pero Marisela siguió luchando, aún con todas las amenazas de muerte que recibió.

El 16 de diciembre del 2010 fue asesinada cuando protestaba frente a la puerta del Palacio de Gobierno de Chihuahua.

A Marisela la mataron tres veces. La primera fue el día que su hija fue asesinada. La segunda,  el día que la justicia absolvió al asesino. La tercera, el día que Marisela recibió un balazo en la cabeza mientras exigía justicia.

En México la violencia no cede. Las cifras van en aumento y no hay justicia para las víctimas ni para sus familias que exigen acciones por parte de las autoridades. Es la omisión del estado mexicano ante la violencia que vivimos todos los días lo que hace que se sigan suman nombres de mujeres desaparecidas y asesinadas a la lista.

Ante el sistema, las víctimas quedan olvidadas, los culpables perdonados y las familias con un dolor permanente.

Otro caso fue el de Aranza Ramos quien llevaba siete meses buscando a su esposo Bryan Omar, desaparecido el 6 de diciembre de 2020.

Ante la indiferencia de las autoridades, ella buscó tomar acción por cuenta propia para encontrar a su esposo sin embargo, en México no existe justicia para quienes lloran por su muertos y desaparecidos. Con ayuda del colectivo Madres y Guerreras Unidas de Sonora, la mujer de 28 años luchó incansablemente para encontrarlo. Sin embargo, nadie imaginó que terminaría siendo víctima de un feminicidio.

El 16 de julio se reportó que Aranza había sido asesinada. Según los informes, alrededor de las 23:00 horas, unos hombres armados entraron a su hogar y se la llevaron a la fuerza. Minutos después, su cuerpo fue encontrado en la entrada de la unidad donde vivía. Al igual que Marisol, era originaria de Guaymas, Sonora.