Andrea inició sus primeros pasos musicales a los siete años de edad y desde ahí no ha parado hasta llegar a convertirse en el referente musical más importante de nuestro país.
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A los 16 años ya trabajaba como violinista en la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador y luego emprendió su formación académica por las universidades más prestigiosas del mundo.
Actualmente, la maestra retornó al país, y entre sus objetivos primordiales están dirigir orquestas de manera permanente y en calidad de invitada.
“Soy una artista que le gusta la adrenalina, el público, el estrés del ensayo. La comunicación con los músicos, el ímpetu de la música, los aplausos”, expresa realmente emocionada Andrea, además de aclarar que dirigir una orquesta implica también estar con los medios, promocionar los conciertos, estudiar partituras, programar agenda artística, reunirse con posibles invitados y muchos otros temas.
Acerca la sinfónica a la música
La rigidez, seriedad y formalidad, características del perfil de un Director de Orquesta, no son la mejor descripción para Andrea, quien más bien desborda sencillez y versatilidad.


La artista busca la originalidad, organizando y presentando conciertos fusión con grupos de rock, tango, jazz o cantantes populares dando cabida a charangos, quenas y todo lo que aporte identidad.
“No me enmarco solo en lo clásico, he dirigido presentaciones para niños con la participación de actores y guiones lúdicos, me gusta explicar las obras al público de una manera amena y pedagógica. Mi interés es atraer al público, especialmente a los jóvenes a los conciertos sinfónicos y dejar de encasillarlos en un tema formal e inalcanzable”, nos explica.
En el podio y con la batuta en la mano prevalecen su pasión y liderazgo para integrar hábilmente a más de 80 músicos en escena, logrando esa magia musical que tanto encanta al público.
“Toda obra sinfónica, de alguna manera, tiene inmersa una historia que contar, puede ser una obra programática que cuenta claramente la historia que está dibujada en la partitura o una obra que tiene imágenes tan fuertes que invita a pensar en colores o sentimientos que expresan soledad, amor, tristeza. Y eso es importante explicar para conectar al público”, sostiene la artista.
Considera que el público merece la atención y explicación de lo que se presenta en una obra sinfónica “La música es muy bella pero puede ser abstracta y no todas las personas tienen la obligación de entender”.
Ahora Andrea está incursionando en la noble labor de la enseñanza, a través de la cátedra de Dirección de Orquesta y Coral en la Carrera de Artes Musicales de la Universidad Central del Ecuador.