Dialogar con Jacqueline es resumir el legado que quiere dejar a las generaciones que han tenido la «bendición» de tenerla como maestra. Para ella, la educación es la mejor fórmula de superación de todas las sociedades y qué mejor que pueda plasmar todos su proyectos en el país de la Mitad del Mundo.
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Su historia de superación le ha permitido nutrirse del mundo de la docencia básica hasta escalar las aulas universitarias. Es así que su reto más fuerte actualmente es el de lograr despuntar la educación virtual de las almas máter del país, algo muy meritorio en plena época de la pandemia que enfrenta el mundo.
Sus inicios
Desde que Jacqueline tenía 14 años, acompañaba a su madre a las instituciones educativas públicas en las que trabajaba como parvularia. Esto le inyectó la perspicacia para descubrir y abrirse al mundo de la educación.
<p>Yo trabajaba desde que era una adolescente, lo hacía por vocación y sin recibir ninguna remuneración. Fue mi madre la que me motivó a conocer el mundo de la docencia. Empecé haciéndolo en los niveles iniciales, con niños desde los 0 años, como era antes.</p><p>Con ello decidí entrar a la Academia y me gradué como Licenciada en Educación Parvularia en la Universidad Central del Ecuador. Pero eso no me bastó para seguir educándome».</p>
— Jacqueline Altamirano
Ella dice con mucho orgullo que proviene de una familia humilde, descendiente de las provincias de Cotopaxi y Tungurahua. Su padre falleció hace 14 años y en agosto del 2020, la pandemia le arrebató a su madre. No tiene hermanos.

Una docente todo terreno
La experiencia académica de Jacqueline le permitió estar a cargo de la dirección de un centro infantil de administración pública.
A la par, sus deseos de superación no cesaron y decide empezar su maestría en Educación Parvularia. Poco a poco las aulas universitarias empezaron a ser su nuevo espacio al convertirse en una docente para estudiantes de tercer nivel.
Su esmero es constante y no ha parado. Trabajó para el Estado con aportes de programas de infancia, visitando las comunidades rurales del Ecuador durante seis años, en este caminar ha sido testiga de la pobreza extrema y las costumbres.
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Educadora de educadores
Jacqueline ostenta haber levantado un sinnúmero de centros infantiles, en esta vinculación se dedicó a formar a los maestros y haciendo un énfasis especial con las madres de las parroquias para que trabajen como profesoras de sus hijos y los niños del barrio.
«Formé a las madres de familia como educadoras, quienes no tenían escolaridad. Con este reto impulsé transmitir los conocimientos impartidos a todos los niños de las parroquias más vulnerables, cuyas viviendas se asientan en los páramos de la Sierra central.
Las oportunidades
Pensar en la innovación educativa es un chip requerido en la docencia 2.0, un campo abierto en plena era digital. Es así que Altamirano decide estudiar su segunda maestría en Diseño y Gestión de Proyectos Socioeducativos. Con esta nueva especialización ha sido partícipe de la coordinación de varios proyectos de las instituciones de educación superior, además de capacitación constante en el Municipio de Quito, la creación de nuevas maestrías y carreras universitarias. También tiene a su cargo un proyecto en la Universidad Central y lidera la Red Nacional de Educación a Distancia.
Para Jacqueline, hoy en día todo se transformó y vivimos una aceleración de la virtualización, algo que ella veía venir pero llegó de la noche a la mañana con la pandemia.

<p>Esto nos aceleró de manera inimaginable, no estábamos preparados aún pero ya ganábamos experiencia en este terreno. Cuando el Gobierno decidió ofertar la educación en línea para erradicar la falta de cupos en las universidades, la Senescyt y cuatro universidades conformamos una red en la que empezamos a crear y generar proyectos de este tipo por primera vez en Ecuador.</p><p>Cabe destacar que la educación a distancia ya existía pero no es lo mismo que la educación en línea y la educación virtual. Esto fuimos descubriendo con el paso del tiempo con capacitaciones, investigación y a través de la experiencia vivida en países que ya se entendían con este panorama académico digital».</p>

Metas del presente
Hace tres años, la flamante maestra empezó con la formación de estas nuevas modalidades educativas, a la vez que cumplía su finalización del doctorado en Educación y obtuvo su título de PhD.
Señala que el primer hallazgo, en este sentido, no es que la educación se acople a la virtualidad, sino al revés, que la virtualidad se acople a la educación de cada país. Esta mentalidad surge mientras vivía su experiencia en España, un país que despuntó la era tecnológica y digital hace varios años.
Jacqueline promulga que la educación en línea implica la creación de contenidos, materiales didácticos, recursos de aprendizaje, etc, con mínimo seis meses de anticipación ya que es una metodología diferente a la que demanda la presencialidad.
<p>Aquí el error es que los docentes piensan que se puede aprender con la virtualidad sin haber preparado el área de la educación en línea con anticipación, es por esta razón que los educandos tienen problemas en aprender.</p><p>La pandemia vino a legitimar la oportunidad de estudiar y trabajar telemáticamente. Somos más creativos en la docencia y hemos puesto en evidencia que es posible. Hoy ya no se debe pensar en cuántos edificios construir sino cuál es la infraestructura tecnológica en la que debemos invertir.</p><p>Hoy no hay pretexto para no estudiar. Las oportunidades de la nueva era educativa virtual van encaminadas en que los jóvenes de las comunidades puedan hacerlo y ocupar las vacantes de docentes en sus sectores.</p><p>Hoy pueden estudiar todos, las personas discapacitadas, migrantes, personas privadas de la libertad, y más. Esto contribuirá a su propio desarrollo académico así como el de las sociedades», finaliza.</p>
— Jacquelina Altamirano

Experiencias de vida
Daysi Guerrón es una agente metropolitana de tránsito en Quito. Ella es una beneficiaria de la educación on line. La responsabilidad entre sus labores de trabajo y estudio le han permitido elevar su autoestima por el avance en el entendimiento de nuevos conocimientos.
«He llenado mi vida de satisfacciones. Al ser madre también inspiro a mis hijos, esto pese al agotamiento físico y mental. Sé que cada paso es un avance significativo para mi meta: graduarme».
Asímismo Alisson Peñafiel, de la carrera Educación Inicial en línea, destaca que su experiencia ha sido fantástica porque puede cumplir con sus labores de madre y los deberes y exámenes se ajustan a sus horarios.
Sus pensamientos fatalistas de no poder surgir con una carrera universitaria se fueron por completo, ella creía que era limitado su tiempo por su trabajo y el cuidado de sus niños, sin embargo, esta oportunidad de estudiar de forma virtual la ha obligado a organizarse y cumplir el sueño de estudiar su carrera y alcanzar el título profesional, está segura que esto le abrirá otras puertas.
Finalmente, Johanna Correa, estudiante de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación on line, señala que las tardes y las noches las dedica a su carrera. Cree que también ha podido ahorrar por evitar los gastos de movilización así como copias de textos o materiales ya que todo lo encuentra en la malla virtual.
Para Johanna, es importante ser autodidactas y revisar las tareas. Todo esto lo aplica con responsabilidad y ha hecho un mejor manejo del tiempo en cuanto a plantearse horarios específicos en el día a día.
Todas estas anécdotas también han impulsado a los docentes a exigirse e innovar en sus recursos de aprendizaje. Esta realidad ha llegado a quedarse y avanza a pasos de gigante. Las mismas redes sociales son los centros de debate y conocimiento, el buen manejo de la información y la tecnología están despuntando nuevas ramas de estudio, las que serán asediadas por las nuevas generaciones.
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