Empoderamiento

Alejandra, la mujer que muestra cómo la tecnología puede cambiar el mundo

Alejandra Ramírez Albornoz es la Mánager de Comunicaciones para Intel en México y muestra que la tecnología va más allá de ser un anuncio: es la que transforma sociedades.

Alejandra Ramirez

Tiene 30 años, es migrante y ha trabajado arduamente para innovar en el storytelling de un área que en estos tiempos damos por sentada: la tecnología. Y no en el sentido común, donde muchos enumeran una lista interminable de cualidades técnicas de cualquier dispositivo que las personas como nosotros no terminamos de entender. Lo hace mostrando cómo esta cambia nuestra vida, nuestras sociedades y nuestro futuro.

De esta manera, Alejandra Ramírez Albornoz, Mánager de Comunicaciones para Intel en México, ha logrado hacer de la tecnología un área amigable y accesible. Y más allá de ser una mujer en una industria que algunos consideran dominada en su mayoría por hombres, con Intel se enfoca, de manera coherente y rigurosa, en cambiar también la forma en cómo se trabaja, con buenas prácticas laborales y también fomentando la inclusión y diversidad más allá del social-washing tan común en el mundo corporativo, que por años premió la ambición y determinación, pero a un costo personal muy alto.

No ha sido el caso de Alejandra, que comenzó como practicante en 2012 en Burson Marsteller, donde se familiarizó con marcas de tecnología y donde, de la mano de sus jefes, grandes mentores, aprendió que para ser jefe hay que ser líder. Hizo su maestría de Dirección y Comunicación Corporativa en la EAE Business School en Barcelona y la oportunidad de irse a México la llenó de dudas, porque migrar, claro, va más allá de tomar un avión y simplemente irse: es cambiar no solo de país, sino también adaptarse a cambiar todo en lo que creías. “Me moría de miedo, pero en ese momento mi papá me dijo: ‘¿Sabes qué Ale? El tren de las oportunidades solo pasa una vez en la vida, lo tomas o se va’. Con solo 25 años ya entraba a un trabajo con personas a mi cargo. Era colombiana, mujer, pero tuve que romper esas cosas en mi cabeza para tener el valor de hacerlas. Hubo mucho autosaboteo, pero me encontré con un país rico en cultura, rico en su gente. Claro, fue divertido y algo estresante adaptarme, en cuanto a lenguaje, en cuanto a empezar de ceros. Pero tuve un equipo que me recibió con los brazos abiertos y de quienes he aprendido mucho”, le cuenta a Nueva Mujer. Está en su actual cargo desde febrero del año pasado y ama tanto al país azteca, que ya ha echado raíces allí. Y por supuesto, ha creado una cultura sana de trabajo que es un ejemplo de cómo deberían ser muchas empresas en Latinoamérica con su fuerza de trabajo.

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“No hay éxito individual, sino colectivo”.

Durante muchas décadas primó el estereotipo del jefe bully, e incluso fue magnificado en la cultura. Como resultado, hubo empleados estresados, incluso drenados para cumplir con sus objetivos. La cultura del trabajo por sobre todo lo demás derivó en problemas que incluso han llegado ser de salud pública. Pero en empresas como Intel esto nunca hizo parte de su narrativa. “Siempre he estado rodeada de un equipo preparado y profesional, en eso he sido muy afortunada. La clave es entender que quienes trabajan contigo son personas y que ellos tienen una vida. Por eso es clave tener un equilibrio entre lo laboral y personal. Y la clave es reconocer sus esfuerzos, respetar este equilibrio y crear espacios donde nos podamos comunicar más allá del trabajo”, expresa Alejandra.

Y por eso, al hablar de inclusión y diversidad, en la compañía no se hace de una manera vaga: están interesados, a través de diversas actividades, en, como dice Alejandra, reforzar y abrazar las cualidades que hacen únicos a sus trabajadores. “Para 2030 queremos duplicar el número de mujeres en la plantilla laboral y superar el 40% de mujeres en puestos técnicos. La compañía está interesada en esta fuerza laboral diversa y eso me enamora”, explica.

Pero su trabajo es un enorme reto en cuanto a la visión de la tecnología, que para ella necesariamente debe ser accesible y amigable, de tal manera que cuente historias con las que todos podemos identificarnos. “A Intel le asociaron mucho tiempo con el computador, pero ahora apostamos a los datos, a la tecnología revolucionaria de la Inteligencia Artificial, el 5G, el Internet de las Cosas, etc. Y más allá de enlistar los beneficios de nuestros productos, debemos comunicar su valor para las vidas de las personas de forma sencilla y efectiva. Es distinto cuando hablas en lenguaje que solo un especialista puede entender a hablarte de cómo la Inteligencia Artificial puede detectar tumores en el cerebro y cómo cambia la vida de mucha gente”, afirma. “Por eso, más allá de ser mujer en una industria por años tildada de casi que totalmente masculina, es comunicar cómo la tecnología enriquece nuestras vidas”, afirma.

Alejandra, a futuro, quiere que más personas entiendan el verdadero valor tras la tecnología que ofrece su compañía. Y sobre todo, seguir formándose, creciendo y explorando otras áreas en las que puede desempeñarse, así como fomentar la inclusión y diversidad más allá de las palabras. “Para mí es apasionante que podamos cerrar brechas, a traer más mujeres al mundo tech. Soñar se vale, pero debes trabajar por ese sueño y mi clave es: lucha por lo que te hace feliz. Rodéate de personas correctas y haz las cosas de forma correcta. Sigue aprendiendo, estudiando y siempre da el paso antes de llegar a donde quieres llegar. Solo así darás el gran salto en tu vida”, expresa esta mujer, que afrontó muchas dudas y hoy tiene más certezas sobre cómo está cambiando el panorama para quienes vienen detrás de ella en cuanto a cómo contar historias que transforman sociedades.

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