Empoderamiento

Ana Lucía Caicedo, la oceanógrafa tumaqueña que ha llegado hasta la Antártica

Esta científica dirige investigaciones para impactar positivamente a las comunidades del Pacífico colombiano.

Ana Lucía Caicedo
Ana Lucía Caicedo Ana Lucía Caicedo

Ana Lucía Caicedo Laurido todavía se maravilla al pensar hasta donde la ha llevado la constancia y el anhelo de ser un miembro útil para la sociedad. Nació en Tumaco (Nariño), en un barrio construido literalmente sobre el agua, en palafitos. De niña le llamaba la atención que a ciertas horas podía ver el fango del fondo y a otras había tanta agua que incluso los niños se lanzaban a nadar desde sus casas. Sin embargo, se enteró de que existía la Oceanografía después de terminar la universidad.

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Su papá era empleado de una empresa y su mamá tenía una panadería que se sostenía vendiéndole a los pescadores que volvían de la faena. “Mi mamá siempre tenía en cuenta el horario de la marea para tener listo el pan y saber a qué hora regresaban los pescadores, las horas no eran nunca las mismas. Mi mamá ya era oceanógrafa y no lo sabía”, cuenta Caicedo.

Antes de embarcarse en el tema del océano, Ana Lucía sacó adelante su carrera de Ingeniería Electrónica en la Universidad de Nariño, en la ciudad de Pasto. Desde entonces ya hacía parte de grupos de investigación, por ejemplo, del volcán Galeras.

“Era una carrera que en teoría no era para mujeres, no era común, todo el mundo decía que era muy difícil. Y no se equivocaron. Pasé muchas dificultades. Me gradué porque puse mucho de mí. El estar lejos de la familia me afectó mucho, tuve que aplazar semestres por falta de dinero. Pasé muchas situaciones culturales que hicieron que las cosas no fueran sencillas”, afirma Caicedo.

En décimo semestre se enteró de que podía hacer prácticas en el Centro de Investigaciones Oceanograficas e Hidrográficas del Pacífico, en su natal Tumaco, para estudiar los tsunamis. “Estos tienen en común con los volcanes que es necesario hacer análisis de señales, y yo dije, de una, por acá fue”, cuenta la científica.

Viaje a la Antártica, una experiencia de ensueño

“Ha sido una de las más grandes experiencias que he tenido no solo en mi carrera profesional, sino en mi vida”, dice Ana Lucía. Fue algo que logró con el apoyo de la Dirección General Marítima, dependencia en la que comenzó como practicante, y que también le ayudó a hacer su maestría en Oceanografía en la Escuela Naval Almirante Padilla de en la ciudad de Cartagena.

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“Antes de llegar a la Antártica hay que atravesar Suramérica y luego hay que cruzar un cinturón de vientos y oleaje ‘como en la película de la barca de Noé’. Pero pasado eso, cuando uno se asoma por la borda y ve semejante paz, no te lo voy a negar, se me salieron las lágrimas. Es un lugar donde uno puede de verdad escuchar sus pensamientos”, cuenta Caicedo.

Al pensar en vivir tres meses lejos de casa, en un buque que generalmente le causa mareo, con un grupo de personas desconocidas, Ana María sintió temor y dudó sobre si estaba tomando la decisión correcta. Tenía miedo hasta de que se le perdieran los costosos equipos y de no lograr recopilar la información encomendada, pero nada de eso sucedió.

“Salir avante y dar respuesta a todas esas expectativas fue un logro muy importante para mí (…) y lo otro es que ver ese paisaje al que uno no está acostumbrado, en el que se ve todo blanco y uno ve el sol que se refleja y de pronto sale un pingüino, es algo que uno dice ¿Dónde estoy? ¡Pellízquenme!”, cuenta la tumaqueña.

La fijación por las olas del mar

Al iniciar sus estudios en oceanografía, en el año 2012, Ana Lucía se dio cuenta de que podía generar muchas respuestas a preguntas sueltas. “Por ejemplo, aquí en Tumaco el 98% por ciento de la gente tienen que ver con el océano, sí o sí, y me cautivó mucho ver que al entender el océano podía impactar muchos sectores, hasta a las personas que cultivan cacao o palma africana tierra adentro”, comenta. “Es increíble ver cómo a nivel científico está todo entrelazado, pero más aún el hecho de poder proponer soluciones al entenderlo”.

A Caicedo le fascina participar en talleres con las comunidades y dejarse admirar por el conocimiento empírico que estas tienen, pero también porque estos le permiten confrontarse y comprobar si el trabajo que hace todos los días es útil para las personas. Estas actitudes la han convertido en una líder de la región. Ha sido galardonada con el Reconocimiento Afro 2018, otorgado por el Ministerio del Interior, y ha obtenido un premio en liderazgo en ‘Ciencia, Tecnología e Innovación’. Actualmente también es protagonista de una campaña contra los estereotipos llevada a cabo por Caracol TV y la OIM.

“Me da mucha alegría causar felicidad en mi mamá después de tantas dificultades que hemos pasado. Además, esto ha permitido que se vea a Tumaco, como por una ventanita, de una forma diferente y eso para mí no tiene precio (…) Yo creo mucho en Dios, y si el está permitiendo que esto pase, realmente es porque una misión tengo por ahí, eso no puede ser gratis”, dice Caicedo.

Actualmente Ana Lucía está llevando a cabo un doctorado en Ciencias del Mar, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, apoyada por la entidad donde labora.

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