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“Dinamita”: el feminismo colombiano actual mira en su espejo del pasado

La escritora Gloria Susana Esquivel muestra la vida y obra de catorce mujeres colombianas que se rebelaron contra lo establecido y que fueron invisibilizadas por la historia. Y, el cómo ellas se reflejan en las luchas de las mujeres actualmente.

De Teresa Martínez de Varela, si se busca en Google, hay, en su mayoría, solo una relación anecdótica e importante: fue madre de Jairo Varela, cofundador del Grupo Niche. Pero esta mujer chocoana fue una de las primeras escritoras e intelectuales en hacer producción cultural en su región, en escribir la historia de personajes olvidados y silenciados en la misma y también rompió barreras raciales y de género. “Dinamita”: el feminismo colombiano actual mira en su espejo del pasado

Esta es una de las historias, que con la de 13 mujeres, entre artistas, políticas y activistas, que rescata la escritora Gloria Susana Esquivel en su libro “Dinamita: Mujeres rebeldes en la Colombia del Siglo XX”, donde cuenta sus historias de lucha y resistencia como un reflejo de las luchas que miles de mujeres aún afrontan en un país todavía hostil. 

“Dinamita”: el feminismo colombiano actual mira en su espejo del pasado

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En cuatro años de investigación, Esquivel mostró cómo estas mujeres cambiaron la sociedad para que las que le siguieron conquistaran nuevos derechos y la igualdad. Publimetro habló con ella sobre cómo contó sus vidas.

Existen muchas mujeres en el país cuyas historias y luchas han sido invisibilizadas. ¿Cuál fue su criterio para elegir a las que estaban en el libro?

Primero, el criterio era que casi todas estuvieran muertas. La única que está viva es Beatriz Gonzalez, pero ella se ha destacado inmensamente en su campo y su obra fue de la mano de las transformaciones de Colombia en el siglo XX. Por eso ella fue la excepción. El otro criterio que tuve fue buscar a mujeres que se hubieran llamado feministas en su momento o que sus obras, pensamientos o acciones hubieran retado el orden patriarcal.

Digamos que no me interesaba hacer un libro de “primeras mujeres”, porque estas pueden tener una trampa. Por ejemplo, Martha Lucía Ramírez, la primera mujer vicepresidenta de Colombia. Eso no significa absolutamente nada, porque sus políticas, agenda y carrera política jamás han sido feministas y ella jamás se ha interesado en las mujeres.

Entonces, más que un libro de “primeras mujeres” que conquistaron algo, se trata de un libro de mujeres que en el siglo XX lucharon por publicar obras o hacer obras de arte que tuvieran una mirada feministas, que retaran el orden patriarcal o que fueran políticas que se identificaran como feministas.

¿Cómo fue más allá de la cursilería y la formalidad, tan común en las biografías de las mujeres de nuestro país?

Muchas de las cosas que encontré de ellas caen en ese vicio. Caen en el vicio de rescatar su labor como madres al lado de su labor como artistas, cosa que me parece absolutamente innecesaria, porque queda como si una cosa riñera con la otra, que no es así. Y también hay otro problema: mucha de esta información se puede conseguir en Wikipedia.

Entonces el reto era hacer un relato original de la vida de estas mujeres y, para mí, la clave estuvo en “conversar” con ellas e intentar entender y descubrir que muchas de las cosas sobre las que ellas se preguntaron en su momento desde los años 20 y 30 todavía son temas sobre los que nos pronunciamos ahora. María Cano se pronunciaba sobre el derecho a la protesta en los años 10 y 20 del siglo pasado y eso lo podríamos trasladar perfectamente a lo que está pasando ahora.

Así que, en esa conversación y en ese tejer puentes entre ellas y las conversaciones de las feministas actuales fue que decidí darle la vuelta a sus biografías.

Hay muchas luchas que aún no se han ganado en Colombia. ¿Cómo el libro rescata y homenajea  las batallas  que estas mujeres no ganaron y que nosotras aún emprendemos?

Es difícil poner las luchas feministas en términos de vencedores y vencidos. Por un lado es problemático, porque verlo así también es caer en una lógica patriarcal, guerrerista, que no es la manera en la que hay que ver el mundo y la historia. Por un lado. Y por otro lado, para mí era muy importante entender que el movimiento feminista en Colombia existe de manera organizada desde 1936, que gracias a esas mujeres logramos el derecho al voto, en el 50 pudimos ir a la universidad, y también en el 36 pudimos derrocar una ley que permitía que los hombres mataran a sus mujeres si sospechaban que eran infieles.

Entonces, el cambio ha sido muy grande en las cosas que ellas lograron. Claramente, nuestra cultura sigue siendo muy machista, sigue habiendo muchos prejuicios enquistados en la sociedad, pero ese cambio de imaginario solo se logra si uno difunde estas historias y muestra que las mujeres desde siempre han tomado la palabra en política,  que siempre han sido parte de discusiones públicas, que siempre han estado intentando nombrar el mundo de otra manera y las circunstancias que han invisibilizado sus luchas son unas de poder, del conservatismo de esta sociedad y que la disputa de este poder es complicada, pero siento que entre más se visibilizan sus historias, se entiende que el feminismo y su historia es de resistencia más que de vencedores y vencidos.

“Este libro intenta visibilizar a estas mujeres y poner su lucha en el contexto actual del feminismo. Lo que hace es tejer puentes entre esas ancestras y nosotras. El feminismo no es un tema de moda, sino es una larga lucha, y hay que honrarlas a ellas conociéndolas, entendiéndolas y difundiéndolas»

¿Por qué hay tantas mujeres que han sido invisibles y hasta ahora se rescatan sus historias? Pasó con Marvel Moreno, una de las grandes escritoras que ha tenido este país.

Eso tiene que ver con el sistema cultural, que necesariamente es un sistema patriarcal en occidente. Comienza con los griegos, una sociedad patriarcal, donde los únicos ciudadanos eran los hombres. Todo aquel que no fuera un hombre liberto no era considerado ciudadano. Eso excluía extranjeros, esclavos y mujeres. Desde ahí se fundamenta y parapeta la cultura. Y durante la historia de la humanidad eso ha hecho que las instituciones culturales repliquen esas lógicas patriarcales.

En el caso de Marvel Moreno, ella sufrió mucha violencia editorial, sus obras jamás fueron publicadas de manera completa cuando vivía, porque pensaban que no era necesario consultar con ella, porque se le tenía como la reina de Carnaval, “la esposa de”. Aún hoy, cuando se le hacen homenajes, se sigue invitando a Plinio Apuleyo Mendoza, su ex esposo, para que hable de su belleza, y no se invita a un montón de académicas de la Universidad del Norte que han estudiado y leído su obra y que gracias a ellas, de hecho es que se ha visibilizado y se ha podido reeditar completa, como ella quería.

Entonces, siento que es un tema de las instituciones, que aquí siempre han estado en manos de hombres urbanos letrados. En ese sentido, es más fácil invisibilizar a las mujeres, dejarlas de lado o reducirlas a anécdotas de su físico y no entrar a su obra.

¿Cree que con “Dinamita” se rompe un paradigma sobre cómo se cuentan las historias de estas mujeres para establecer otro paradigma?

Esa era mi intención. No sé sí lo logré. Pero, ante la pregunta de cómo contar la vida de otro y de las mujeres que siempre han estado atravesadas por anécdotas de lo doméstico, me planteé cómo darle la vuelta eso y cómo hablar de las verdaderas dificultades y elecciones que las mujeres atraviesan. En el caso de Elisa Mujica, escritora, no me interesaba solo hacer una reseña de sus obras sino preguntarme por qué militó con el catolicismo, que estaba en contra de los derechos reproductivos, en contra del aborto, que todo el tiempo decía que las mujeres debían tener hijos, como lo mandaba Dios y fue una mujer que no se casó ni los tuvo, porque sabía que al hacerlo desplazaba su vocación de escritora al cuidado del hogar.

Esas son las preguntas que a mí me interesan más allá de lo anecdótico, de si se casó o no, o qué hay detrás de esa decisión de no hacerlo, por ejemplo.

Leyendo el libro, da la impresión de que es un milagro que Colombia haya avanzado a pesar de sus dirigentes. ¿No cree que, a pesar de todo, las mujeres seguimos luchando por las mismas cosas?

Sí, definitivamente. Siento que el libro también habla de la Historia de Colombia. Más allá de ser un libro feminista, es un libro de historia, divulgativo, que muestra cómo esta sociedad ha estado perjudicada completamente por el conservadurismo político, social y cultural.

Y cómo, durante toda la historia ha habido poblaciones que han creado resistencia y mostrado otro tipo de ideas y que esas poblaciones han hecho avanzar al país en muchas materias de igualdad.

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