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Derecho feminista:”Las mujeres muchas veces tenemos que reproducir masculinidad para llegar a los lugares públicos”

Desde hace unos años, con la oleada feminista en Argentina, han surgido grupos de abogadas que lo aplican a su profesión.

Desde hace unos años, con la oleada feminista en Argentina, han surgido grupos de abogadas que además de militar en el movimiento, lo aplican a su  profesión.

Una de ellas es Carolina Rodríguez, recibida en Derecho por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y que trabaja especialmente en el Derecho de las familias.

Rodríguez, comenzó en el ejercicio de la profesión en una ONG, donde estuvo como voluntaria en la clínica jurídica.

«Es una asociación que sobre todo hace foco en los Derechos Humanos de los niñeces y patrocinamos sobre todo a madres cuyos hijes estaban institucionalizades, pero mal institucionalizades, porque era por cuestiones de pobreza, lo que la Ley prohibe expresamente», describe y explica que eso la ayudó a notar el mandato de buena o mala madre, que pesa en la justicia.

Carolina Rodríguez, recibida en Derecho por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y que trabaja especialmente en el Derecho de las familias.

Hace unos meses, cuando comenzó la cuarentena, junto a una compañera, iniciaron un proyecto de abogacía feminista (@abogadasfeministas.amba), centrado en el Derecho de Las Familias.

Allí, trabajan sobre todo con perspectiva colaborativa y de género, frente a conflictos familiares. Ejemplifica algunas dificultades que se manifiestan frecuentemente en el accionar de los progenitores:

«Muchas veces parece que no están interesados en el cuidado y en la comunicación con los hijes, sino que lo plantean para manipular las madres, eso lo vemos un montón como también los progenitores que plantean el cuidado alternado,  de pronto, cuando se inicia el proceso alimentario. Siempre por lo general se empieza por una instancia de acuerdo, de mediación, ahí se les ocurre el cuidado compartido, para evadir la responsabilidad económica», asevera.

La abogada, se ciñe al código Civil y Comercial que rige desde el 2015, que «establece como regla el cuidado personal compartido, pero el cuidado personal compartido indistinto, que no es lo mismo que alternado».

«A veces se confunde cuando se dice compartido, las personas en la lógica cosificante que no se supera, piensan que es un 50 y un 50. El Código Civil y Comercial, que está atravesado por los tratados de Derechos Humanos,  refiere compartir el cuidado, las cargas y responsabilidades diarias de la crianza. La regla es el compartido indistinto, que quiere decir que les niñes siguen teniendo un domicilio principal», expone.

En Argentina, se lleva tratando de aprobar desde el 2018 el proyecto de la Ley de Micaela.

Micaela  García fue una militante del Movimiento Evita, violada y asesinada por Sebastián Wagner en 2018.

La Ley Micaela, plantea que todas las personas pertenecientes a un ambiente jurídico, legislativo y ejecutivo, tengan capacitaciones de género.

Rodríguez, señala que escuchó las declaraciones sobre este caso en una conferencia por parte de la escritora, antropóloga y feminista Rita Segato.

«Ella hablaba del caso de Micaela García[…] y lo que decía que el juez que liberó al femicida de Micaela era garantista».

Garantista, dentro del código jurídico explica la abogada «es una visión dentro del Derecho Penal que tiene que ver con los Derechos Humanos, entender que la justicia retributiva con la idea del castigo no es la que está establecida dentro de la Constitución Nacional y tampoco genera ninguna reparación. El garantismo tiene que ver, básicamente, con no estigmatizar a las personas con antecedentes penales. Pone foco en esta cuestión de la marginación social».

En este caso, afirma la letrada, «no fue un garantismo con perspectiva de género porque las garantías tienen que estar puestas en las personas cuya moral está en sospecha».

«La moral de una mujer siempre está en sospecha, al igual que está en las personas racializadas».

A Rodríguez, le parece que en la etapa actual «hay que saber integrar con la marginación social, a la marginación de la mujer».

En una sociedad que juzga con lupa a todas las mujeres que son madres, muchas veces quitándoles todos sus otros títulos como mujeres, hermanas, amigas, feministas o amantes, el Derecho salpica todo lo que queda por avanzar en la contienda feminista.

«El mandato de la masculinidad está generando, en mi opinión, mucho daño en los vínculos familiares. En todo lo que tiene que ver con el Derecho de Las Familias, la legislación se modificó también de una experiencia del litigio que ha generado mucho daño: niñes destrozades porque, verdaderamente, es inhumano que se aplique esa logíca de litigio contradictorio en lo que tiene que ver con vínculos familiares», puntualiza.

La abogada, se remonta a la legalización del divorcio y cuando comenzó esa «época de litigio contradictorio en torno a este y la responsabilidad parental (patria potestad en ese momento).

Esta aprobación, Rodríguez la define como «muy dolorosa» porque «las separaciones se vivían como destierros» y la profesional piensa que eso aún está arraigado.

«Ahora pasa que lo tenemos más incorporado y hablamos de familias ensambladas, de mediación, de procesos colaborativos, en el mejor de los casos, pero en muchos se sigue viendo todo desde la competencia, desde lo territorial. A los varones les cuesta mucho trascender este mandato de la conquista, es como que de alguna manera, sienten que pierden terreno cuando se separan y quizás las progenitoras de sus hijes forman una nueva pareja y ahí, de repente, vienen y se oponen y se acuerdan que tienen un hije», ejemplifica.

A pesar de la lucha, Carolina Rodríguez, asegura que «hay esperanzas de que el paradigma cambie».

«Para romper con eso es necesario que los hombres se empiecen a hacer cargo del espacio doméstico y lo asuman con responsabilidad, porque a nosotras se nos abrieron las puertas del espacio público pero ellos no se han interpelado de igual manera puertas adentro» señala.

La letrada, vuelve a citar a Segato, quien mencionó la famosa frase de «lo personal es político», basada en un ensayo de la feminista radical, Carol Hanisch.

Segato, la reversionó con «lo personal es doméstico».

«Esto es porque verdaderamente los feminismos a esta altura a la que estamos han logrado que las mujeres tengamos más acceso al espacio público que en realidad en varias ocasiones sigue siendo muy adverso y mucho más difícil ocuparlo porque muchas veces tenemos que reproducir masculinidad para llegar a los lugares públicos», menciona.

Pero en lo doméstico, sostiene Rodríguez «se apoya la vida, el sentir, el cuidar el sostener».

Hace un siglo, hablar de Derecho Feminista habría sido insólito en cualquier término.

Por fortuna, el feminismo, es político, y lo político incumbe a los Derechos Humanos.

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