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El colectivo de transexuales en Argentina: Su contienda para un reconocimiento cívico y social

El grupo de transexuales en Argentina abarca entre un 12.000 y 13.000 personas, que todavía a día de hoy, ven vetados muchos de sus derechos civiles.

En el 2019, según el Observatorio de Crímenes LGTB hubo 16 asesinatos perpetrados  hacia la diversidad sexual, 12 fueron dirigidos a varones transexuales y 62 muertes por abandono y/o ausencia estatal, todas ellas mujeres trans.

Pese a que en 2012, en Argentina se implantó la Ley de Identidad de Género, la primera de Latinoamérica, que fue impulsora de que otros países la hayan implantado después, el sector de mujeres y hombres transexuales en Argentina todavía lidia con varios problemas, principalmente con los prejuicios y estigmatización social.

 

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BARRERAS SOCIALES

«Es un tema más que cultural, vivimos en una sociedad patriarcal, se nos sigue discriminando, y a la mayoría no nos queda otra que acceder al trabajo sexual», expone Alejandra Viegas, activista trans, integrante dela Federación LGTB Argentima, de la ATTT y también  coordinadora de un centro integral de la mujer que se dedica a divulgar la diversidad sexual en el marco de violencia, gestionado por la organizacion de mujeres lesbianas y bisexuales La fulana.

En un informe publicado en 2018 en la agencia de noticias Telam por el Archivo de Memoria Trans, se exponía que el promedio de vida de las personas transexuales muertas en ese año, era de 35-40 años.

«Lo que más nos afecta es la salud, la exclusión social y los crímenes de odio, el mismo Estado nos lleva a la marginalidad porque no protege a una comunidad de 12 mil o 13 mil personas trans. Todavía los gobiernos argentinos no pudieron hacer políticas públicas para todo el país. Que aún no tenga políticas de inclusión para mejorar la calidad d vida d una población totalmente excluida por parte del estado, eso es vergonzoso. Tenemos que estar violentados por los grupos abolicionistas clericales, por ultrareligiosos, grupos antiderechos, de ‘con mi hijo no te metas‘», declara Marcela Romero.

Marcela, es activista trans de 56 años, directora de la primera Casa Trans de Latinoamérica, donde dan contención, ayudas y apoyo escolar a adolescentes y personas transexuales, una de las impulsoras de la Ley de Identidad de Género y además fue nombrada Mujer del Año en 2012, (el año en el que se aprobó la Ley).

Viegas, añade que ha recibido la discriminación, «la no aceptación, la mirada de reojo, críticas» o simplemente no permitírsele entrar en el baño de las mujeres.

Asimismo, detalla que recibió su primer servicio de salud a los 30 años.

Antes de ese proyecto, la situación era bien precaria para este grupo.

Tanto Alejandra como Marcela tuvieron que  vivir  varios años «del boca a boca» para administrarse las hormonas.

Este es otro logro de la Ley de la Diversidad Sexual, que según el artículo 11, reparte las hormonas supervisadas por médicos profesionales y también cita que tanto las partes privadas como los organismos públicos tienen que disponer de profesionales médicos para entregar las hormonas, la reasignación del cambio de sexo y registrar el nuevo documento de identidad de forma gratuita.

LEY DE INCLUSIÓN LABORAL

Tanto Marcela como Alejandra, tuvieron que ejercer el trabajo sexual para la superviviencia.

Marcela, quien fue prostituta desde los 18  hasta 42 años, sufrió también los achaques de la dictadura de Jorge Rafael Videla.

«Nos ponían un artículo de escándalo en la vía pública y prostitución y vivíamos la violencia institucional, la persecución y el encarcelamiento, donde nos llevaban a las cárceles de Devoto», recuerda.

Romero comenzó su activismo y tuvo su primer cargo como promotora de Salud y Derechos Humanos en la ATTA, especifica que ella hace «insidencia política y generar cambios legislativos, que las personas trans tengan un servicio de salud integral sin discriminación«.

Es contradictorio, que teniendo esta Ley de vanguardia, todavía las personas trans no puedan acceder a empleos públicos.

«Es el tema del machismo y del patriarcado. El machismo está en los partidos. El asunto es deconstruirnos», asevera.

La activista señala que «hay que hacer una reparación histórica».

«Hay que trabajar desde la niñez y la adolescencia con las personas trans y hay que generar programas de instrucción de todo, de viviendas, de educación y todo esto tiene un nombre q es Ley integral . No podemos tardar 4 años en que aprueben leyes», puntualiza.

Asimismo, Alejandra asegura que «la reducción de daños» es algo q vienen haciendo «desde cualquier sociedad civil».

EN LA CALLE CODO A CODO SOMOS MUCHO MÁS QUE DOS

Este es un poema de Mario Benedetti. Desde 2012, se abrió un surco para las mujeres y hombres trans aunque faltan todavía muchas políticas públicas de integración.

Tanto Romero como Viegas, se mantienen optimistas ante los avances.

Romero, define la Ley de Diversidad Sexual como «lo mejor del mundo».

«Yo creo que  la población trans en Argentina lo que está haciendo es generar más igualdad, derechos, nosotras somos parte también de esta democracia, porque las libertades que hay en Argentina como matrimonio igualitario, Ley de Identidad de Género, fuimos parte nosotras de esta construcción política y de derechos argentina. La democracia la construimos entre todos,todes y en este nuevo gobierno nacional y popular no queremos quedar excluidas», manifiesta.

Por su parte, Viegas refuerza con que la Ley de Género les otorgó «una identidad».

«Creo que esta ley va a ser muy beneficiosa para las futuras generaciones, las que venimos militando desde hace muchos años hemos recuperado nuestra identidad, pero los beneficios se verán en años, también por la Ley integral trans, y para las mujeres trans de mas de 40 años», afirma.

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