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Sue Finley, la súper genio de la Nasa que sigue soñando con las estrellas a sus 82 años

Sus cálculos permitieron construir los cohetes, diseñar los combustibles y desarrollar las antenas que conectan a los astronautas con la Tierra.

Tiene 82 años y es la empleada más antigua de la Nasa. Sue Finley, considerada la “computadora humana” ilustra el poder las mujeres dentro de la agencia espacial de las mujeres y en un donde que para la década de los 50 era un mundo denominado por los hombres.

Y es que la época de la carrera espacial que protagonizaron Rusia y Estados Unidos por llevar al primer hombre a la luna, ella y sus cálculos permitieron construir los cohetes, diseñar los combustibles y desarrollar las antenas que conectan a los astronautas con la Tierra.

Relata que cuando entró a trabajar “la mujer que estaba a la cabeza (…) pensó que los hombres no la obedecerían y, por lo tanto, solo contrató mujeres», cuenta a la AFP, Finley, ahora tiene 82 años y es la empleada más antigua de la Nasa.

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Gracias a estas mujeres dotadas de grandes habilidades matemáticas, los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin pudieron caminar en la Luna hace 50 años.

En la secundaria sacaba las mejores calificaciones y ganó una competencia para resolver ecuaciones de química mentalmente.

Se presentó al puesto de secretaria en una compañía aeroespacial, pero escribía mal a máquina y no superó la prueba de contratación. Paradójicamente, le preguntaron: “¿Te gustan los números?” y respondió: “Oh, prefiero por lejos los números a las letras”. Así comenzó su carrera como una “computadora humana”.

Después, tuvo la idea de postularse al Jet Propulsion Laboratory, fundado por la Universidad de Caltech y que hoy en día es el principal centro de exploración del sistema solar de la Nasa.

Allí se encontró con un departamento lleno de las famosas mujeres “human computers”.

Pero un día decidió que quería criar a sus dos hijos. “Yo era completamente nula como ama de casa”, dice Sue al recordar que eso lo llevó a la depresión. “El psicólogo me dijo que realmente tenía que volver al trabajo. Lo hice y fui realmente una pionera de la liberación de la mujer”, indicó.

Una de sus hazañas más grandes es que Finley fue una pieza clave para conseguir una solución que ayudó recuperar la sonda Galileo, que en octubre de 1989 sufrió un grave desperfecto.

El programa funcionó, lo que permitió a Galileo enviar a la Tierra las espectaculares imágenes de un cometa desintegrándose, o descubrir una luna en órbita alrededor de un asteroide.

Más tarde, esta especialista en radiocomunicaciones ayudó a aterrizar los robots exploradores Spirit y Opportunity en Marte en 2004, y a que llegara la sonda Juno a Júpiter en 2016.

A sus 82 años su trabajo la sigue emocionando y dice que no piensa retirarse en el corto plazo. “Es como una búsqueda del tesoro o un misterio: tratamos de resolver problemas. No quiero parar, no me interesa nada más”, dice simplemente sobre lo que más ama en el mundo: el espacio y mirar las estrellas.

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