Actualidad

#Opinión Modelos en TV: ¿Es necesario el matoneo como crítica de moda?

Dos jurados del programa de moda solo reflejan lo mismo de siempre: la violencia como forma de credibilidad.

 

PUBLICIDAD

Por: Luz Lancheros, @luxandlan 

En la primera versión de «Zoolander» se veían amplios clichés de la industria de moda en los años 90: divos del diseño y el periodismo déspotas, arrogantes, extravagantes y tiranos. Ridiculez al por mayor. Modelos tontísimos haciendo cosas más tontísimas. Cosas que los entendidos saben bien que no son del todo ciertas, porque por un André León Talley y una Anna Wintour (respetados y con conocimiento) hay académicos, instituciones, creadores y profesionales en la industria que van más allá de ese mundo cerrado, elitista y glamuroso que ha puesto estos elementos como base para crear toda una industria, si hablamos de aspiraciones. Pero me voy al punto, porque me estoy enredando: «Zoolander», la 1 y la 2, reflejaban clichés. Clichés que también refleja «La Agencia», el reality de modelos del Canal Caracol. Y al mismo estilo (o peor) que la película.

No lo digo- ni de lejos- por la selección de modelos, que fue lo que me atrajo a la hora de abordar el programa antes de su lanzamiento. En el artículo que escribí yo realmente estaba entusiasmada porque por fin, ¡por fin! en un país donde Carolina Cruz, Laura Tobón y Tuti Vargas, blancas, privilegiadas y rubias, parecen imponer un modelo estético aterradoramente homogeneizante, se verían otras estéticas que luchan por ser visibilizadas y que en este país han sido apartadas y segregadas con todo tipo de violencia. Me entusiasmé, sí, porque una modelo trans, un modelo andrógino y una modelo plus por fin saldrían en televisión mostrando su trabajo y siendo normalizados y respetados. Esto sí sucedió. Pero lo que no sucedió fue el cambio de percepción, por culpa de dos de los jurados, de esta industria: que quien tiene poder y «credibilidad» tiene que necesariamente violentar para afirmar su autoridad. Y eso lo veo, particularmente en Franklin Ramos y Juan Carlos Giraldo.

Cuando abordé a los jurados del programa antes de su lanzamiento, ni siquiera me acerqué al segundo, que ha hecho gala en el programa del método por el que ha construido toda su carrera : no me interesaba entrevistar a alguien que se hizo popular en su página de Facebook por tomar fotos a mujeres sin su permiso (sin mostrar las caras) para violentarlas por sus elecciones estéticas al estar él tan limitado en las suyas. Exponer a mujeres a ser denigradas por otras por su peso, por su talla, por su apariencia, como forma de «educar» fue un método que le funcionó a Joan Rivers, maestra del comedy insult, y quien no era crítica de moda. Y quien de hecho en una era donde el slutshaming y el fatshaming no son aceptables, sería una voz muy criticada. Pero al parecer, en Colombia se sigue validando ese método, donde al no entender una estética (yo también lo he hecho, lo reconozco con vergüenza) se ha procurado a los viejos prejuicios de raza, clase y contexto estético para violentar al otro y no aclarar ni informar nunca de dónde vienen sus referencias, sus elecciones, sus influencias. La salida más fácil es degradar moralmente al otro como forma de crítica. La violencia sin argumentos, pura y dura. 

Exponer a mujeres a ser denigradas por otras por su peso, por su talla, por su apariencia, como forma de «educar» fue un método que le funcionó a Joan Rivers, maestra del comedy insult, y quien no era crítica de moda. Y quien de hecho en una era donde el slutshaming y el fatshaming no son aceptables, sería una voz muy criticada. Pero al parecer, en Colombia se sigue validando ese método

Sí, es una industria dura. De hecho todas lo son, si vamos con Franklin. Pero veamos «Project Runway», que es un programa de moda de referencia. Jamás vi a Michael Kors o a Nina García, ni siquiera a Tim Gunn, que es un hombre de televisión y academia bastante respetado, denigrar o insultar a los concursantes como lo he visto en «La Agencia». Ví muchas críticas duras, durísimas. Pero jamás hasta el punto en el que lo veo en este programa. Y, ¿para qué? ¿Para seguir mostrando que en esta industria el que es ensalzado es un déspota sin más, que puede humillar a todo el que se le atraviese, al peor estilo de «Zoolander»? ¿Y así pretenden acercar la moda a la gente?

No hablaré de las pruebas (algunas bastante cuestionables) ni de las elecciones de las líderes de agencia, a quienes conozco y respeto, de hecho. Creo que eso amerita más que una columna de opinión. Pero reitero mi punto: #LaAgencia hizo un gran esfuerzo en mostrar que la industria de moda colombiana es seria, pero lo vendió todo al show. Al mismo show de siempre, al que han ridiculizado por tantos, tantísimos años y que aleja a los colombianos de un fenómeno que aborda de alguna forma su cotidianidad. Por ahí no era. 

*Las opiniones expresadas por la columnista no corresponden a las de este portal* 

TE RECOMENDAMOS EN VIDEO 

Tags

Lo Último