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Meche Cuesta: Mientras tengamos esa gran fortaleza, que viene de Dios, en nuestro interior, nada ni nadie nos puede tumbar

La asambleísta María Mercedes Cuesta conversó con Nueva Mujer sobre su lucha contra la violencia a las mujeres y su postura frente al aborto.

Ella… María Mercedes Cuesta, como periodista y legisladora, siempre ha expuesto públicamente sus criterios, generando debate de análisis sobre temas coyunturales del país. Este mes no fue la excepción, días antes de que Ecuador viviera capítulos grises por el caso de la violación de “Martha” por parte de tres hombres y el femicidio de Diana a manos de su pareja, María Mercedes -durante el debate sobre el tema del aborto en la Asamblea- señaló que “como víctima de violación y de abuso sistemático, no puedo condenar a una mujer violada, no puedo ser inhumana y no puedo enviar a la cárcel a la víctima de un delito que es uno de los más atroces que una mujer puede vivir”.

Esto fue algo íntimo que lo manejó con mucha privacidad, muy pocas personas lo conocían. “Mi mamá no sabía, por ejemplo. Es que nadie tiene porqué enterarse. Pero esto me salió del alma en un momento en el que expones tus apreciaciones en medio de dos grupos extremistas que no llegan a ningún acuerdo”, cuenta.

Con esto, ella palpó posiciones terribles y hasta insultos. En sus redes se generó un gran debate y confiesa que le dolía al ver que tras un perfil de Twitter había comentarios como “ojalá te violen”, “abortista”, entre otros.

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“No puedo decirte que me resbala esta situación porque no he venido haciendo política toda la vida. Yo soy una periodista, una ciudadana que está sirviendo al país, elegida por el pueblo. Mis criterios y convicciones están muy firmes y me mantendré en esa postura”, señala.

Defiende la vida desde la concepción, pero dice que no vivimos como Alicia en el país de las maravillas y hay que ver la realidad con los ojos muy abiertos, no solo de Ecuador, sino de otros países en el que la violencia a la mujer está latente y aumentan los casos.

Ejemplifica que si ella quedara embarazada tras una violación, tendría al bebé porque no puede castigar a un inocente que no pidió venir al mundo y estará en su vientre por nueve meses. Es su convicción personal. “Pero no por eso yo puedo obligar a otra mujer a que piense exactamente lo mismo, hay que ponerse en sus pies”.

Sin embargo, ella jamás se ha victimizado. Su experiencia personal es una herida que la ha venido superando y la que conoce al 100% su psicóloga. Cuando lo confesó públicamente sintió que esa herida se volvió a abrir pero no tiene vergüenza, tuvo una serie de emociones y sentimientos pero su postura es la que cuenta.

María Mercedes se considera una sobreviviente y destaca la fuerza y voluntad que ha tenido para superar un mal recuerdo. “Yo le agradezco a Dios y a la santísima Virgen, en quienes pongo mi fe.
Mientras tengamos esa fortaleza, que viene de Dios, en nuestro interior, nada ni nadie nos puede tumbar”, destaca.

Sonríe y muy relajada menciona que, aunque no parezca, es una mujer extremadamente sensible y que todo lo que hace en su día a día es comandado por su gran corazón. Ese es el principal motor de sus acciones. Su voz le ha jugado una mala pasada, ya que a simple vista le atribuyen una personalidad muy dura, pero sentarse a su lado es revivir un café entre amigas con una mujer empoderada, carismática y muy inteligente.

Salió a las calles, igual que miles de personas, a protestar contra la violencia. Pide el mayor castigo a violadores y maltratadores; y día a día plantea sus propuestas en el Grupo Parlamentario para la prevención y tratamiento integral del fenómeno de las drogas. Es empática con todos los asambleístas y ha defendido a las mujeres al interior del Legislativo. A ‘Meche’ no le importa un partido, ella lucha por los acuerdos y busca soluciones a las necesidades.

En familia

Sus dos hijos, de 25 y 17 años, son lo más sagrado para ella y les dedica su trabajo. Piensa en la mayor, en María Emilia, para enviar un mensaje a todas las mujeres.

Nos invita a dar gracias por todo lo que pasa porque siente que así se forjó ella para convertirse en la mujer que es hoy en día. También piensa en “Martha” y en aquellas víctimas de maltrato o abuso. Tiene un infinito deseo de abrazarlas, de mirarlas a los ojos y decirles que todo va a mejorar y que de esa experiencia nacerá una nueva mujer.

“No digas que un mal capítulo ha sido lo peor que te ha pasado en la vida porque tú no sabes lo que otras personas han vivido. Siempre da gracias a Dios. Créeme que todas las experiencias, buenas o malas, nos enseñan a ser mejores”, finaliza.

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