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Helenia Melán, modelo trans: “La belleza puede ser utilizada a tu favor”

Estudiante de Diseño de Vestuario y modelo con una carrera meteórica, la encontramos en las páginas sociales, arrasando en Instagram o posando segura junto a diseñadores nacionales y grandes marcas. Conversamos sobre los nuevos aires de la industria de la moda, la importancia de expresarse libremente y su activismo por la comunidad transgénero.

De estricto negro, como recién salida de la matrix, llega Helenia Melán (22) a esta entrevista. Dueña de una carrera en el modelaje que no deja de ascender, y que hace unos meses la tuvo en el interior de la revista Vogue Latinoamérica, concentra sus energías en terminar el último año de la carrera de Diseño de Vestuario. Ya está pensando en el proyecto que presentará para titularse: una colección de ropa sin género, comercial, atractiva y usable. Para eso, realizará una investigación social profunda, pues quiere plantear una opción «unisex», distinta a las clásicas prendas masculinas usadas por mujeres.

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Las palabras de Helenia nunca se atropellan. Con un calmo acento de Cali, Colombia, donde aparecen a ratos modismos chilenos, desenreda con suavidad las rigideces del género al contar su experiencia de transición y las reflexiones que la llevaron a ser una chica trans visible. Todo mientras en el país se aprobaba la Ley de Identidad de Género, que permite cambiar el nombre en los documentos acorde a la expresión de género, facilitando procesos tan cotidianos como ir al médico o buscar trabajo. En Chile esto no incluye a los menores de 14 años y, aunque crítica esa restricción, destaca la presencia a nivel social que adquirió la infancia trans durante este proceso, algo impensable cuando ella crecía.

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Su relación con la moda y la forma en que comenzó a vincularse con su identidad están ligadas por la memoria: un disfraz femenino a los cinco años que la marcó, ponerse ropa femenina junto a sus amigas y sentirse una adolescente completamente libre y contenta o, lo más importante, observar a las mujeres fuertes que la rodeaban. «Quería ser como ellas. Las miraba y su actitud también la relacionaba con la ropa que usaban”, cuenta. En tercero medio se enteró que podía dedicarse el diseño de vestuario y, hasta hoy, siente que es la mejor decisión que ha tomado.

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Concibe el activismo como algo que se da en todos los espacios diarios, más allá de marchas o contingencias. Por eso, habla del tema cada vez que es necesario.

“Al principio me preguntaba si era necesario decir que soy trans. Una parte de mí decía que no, y esa parte viene de la vanguardia: soy optimista, creo que en un futuro no va a ser tema. Hoy sé que tengo que contar mi historia para que la gente se eduque, aunque sea latero repetirla mil veces. Ser trans es dar explicaciones, constantemente, en el médico, en la universidad, en el colegio, en el banco…, puede ser humillante. Pero es una batalla que tenemos que dar ahora”.

Muchas veces, le toca leer que en sus entrevistas plantean su vida como una transformación de hombre a mujer. Sin embargo, más allá de que a ella la hayan criado socialmente como a un niño, su identidad estaba clara: “Siempre supe que era una mujer, sólo que no sabía cómo expresarlo. Soñaba con el día que iba a despertar siendo mujer, lo pedía como deseo. En esa época creía en Dios y sentía que me iba a ayudar, pero no sabía cómo. Ahora hay gente trans en los medios de comunicación y se nos empieza a ver como algo posible. Cuando era chica no sabía que existíamos, no tenía referentes. Mi propia existencia me parecía imposible”, recuerda.

¿Tuviste que desarmar tus creencias para expresar quién eras?

Sí, antes era súper religiosa. Hice toda la básica en un colegio adventista, tenía muy involucrado a Dios en mi vida, era el centro de todo lo que sabía y una parte de mí creía que podía soñar, pedirle ayuda. Pero, lastimosamente, por otro lado, la sociedad me decía que Dios estaba en contra de lo que yo era. Reprimían mis actitudes en el colegio y en mi casa, todos me recordaban que estaba mal ser así. Cuando crecí, empecé a tener más autoridad propia, más personalidad. Ahí me alejé de la religión y comencé a tener mis propias creencias.

¿Qué te ayudó a empezar tu transición?

Empezar de cero. Estudiar Diseño de Vestuario tuvo que ver, pero lo más importante fue no tener ese peso social de la gente que te conocía de antes. Cuando estaba en Cali, pensar en lo que iban a decir era mucho para mí. Llegar acá me permitió atreverme a expresar abiertamente quién era. Al final, no fue tan terrible. ¡Yo me imaginaba que iba a ser una odisea! Hay que ser honesta para tomar este tipo de decisiones, y valió la pena.

Helenia Melán

La educación millennial

A sus 22 años, es parte de una generación que creció con acceso a internet y para ella no es un detalle menor. Enfrenta las redes sociales pensando en lo que realmente le gustaría compartir. “Nuestra generación es el puente -afirma refiriéndose a los denominados millennials-. Tenemos muchas formas de comunicarnos y de aprender sobre la diversidad, y yo las uso para expresarme, pero también para normalizar mi identidad”. De esa forma, su cuenta de Instagram, con más de 17 mil seguidores, es un espacio para dar a conocer su trabajo, pero también su historia, con la que busca hacer clics que abran la mente de quienes la siguen.

Aunque Helenia es parte de un nuevo aire de la industria de la moda, donde empiezan a aparecer distintos tipos de cuerpos, no cree que sea un mundo inclusivo del todo. Siguen existiendo estereotipos y estándares incluso para quienes, supuestamente, deberían romperlos. Destaca además el revuelo que causó la portada de una revista con una modelo plus size: “Se criticó mucho porque decían que promovía la obesidad. Y eso no es promoverlo, es abrirle espacio a una realidad: no todas las mujeres son flacas. Es responsabilidad de quienes toman decisiones en este medio abrirse, más que a otras bellezas, a otras realidades”.

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Hace un tiempo leía una entrevista a una chica trans que decía que todo había sido más fácil porque era bonita. ¿Qué piensas al respecto?

Los privilegios son reales. Desde muchos puntos de vista, soy una persona trans privilegiada, es mucho más fácil tener validación social. Pero la belleza es algo superficial y súper subjetivo. A veces me dicen “ay, es que tú eres bonita, sí pareces mujer”. Y no, no por ser linda soy más o menos mujer que otras. Las mujeres somos diversas, no se puede poner en duda nuestra validez por cómo nos vemos. De todas formas, la belleza puede ser utilizada a tu favor. Yo no me quedo sólo con ser bonita, hay un montón de otras cosas que me interesa expresar.

Cuando hablas de una colección de ropa sin género, ¿qué crees que es lo más importante de observar?

Conozco ambos vestuarios, porque he pasado por vivir como hombre y como mujer. Quiero proponer un vestuario que vaya más allá de los estereotipos y que apunte a quién eres como individuo.

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¿Puede ser opresivo el vestuario?

Claro, para ambos. A los hombres se los relaciona con lo simple y, aunque la moda para mujeres es más compleja, está enfocada en la satisfacción de los hombres. Yo no quiero ni sexualizar a las mujeres ni neutralizar a los hombres. Por eso creo que esto es un tema que se tiene que estudiar profundamente a nivel social, cuestionarse todo lo que te han impuesto. Además, me parece que es una oportunidad de diseño que le hace falta al mercado.

¿A través de la ropa reflejamos el estado de ánimo?

¡Totalmente! El vestuario complementa tu personalidad. Hay contextos en mi vida donde simplemente quiero estar cómoda y el vestuario pasa a segundo plano. En otras oportunidades, quiero que exprese algo, que me complemente en el sentido de cómo estoy ese día. Hay que vestirse pensando en satisfacerse a una misma, porque la ropa expresa demasiado. No quedarse en la opción más segura o pensando en satisfacer solamente a los demás.

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¿Qué le aconsejas a la gente para vencer esa comodidad?

Que no les importe lo que diga el resto. Para ser sincera, sé que a todos nos importa hasta cierto punto, pero hay que saber a qué darle importancia. Es necesario arriesgarse. Si te equivocas, aprendes. Si siempre quieres vivir a la segura, no te vas a poder conocer. No es solamente sentarse y saber qué te gusta. ¡Tienes que experimentar! No me gustan las normas. Que digan qué cuerpo puede usar qué prenda. Si te sientes bien, puedes usarla.

¿Te gusta pensarte a futuro? ¿Cómo te ves?

Me encanta. Soy demasiado soñadora y, en el último tiempo, he sentido que los sueños son posibles. Primero tengo que terminar mi carrera. Le he dado cuatro años de mi vida al diseño y siempre va a estar en mí, pero, cuando termine, quiero dedicarme por un rato al modelaje. Quiero viajar y enriquecerme con distintas culturas. Tengo ganas de trabajar en otros países. ¡A ver cómo me va!

 

 

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