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“Tomaba nueve píldoras en la mañana y siete más por la tarde”: Se reveló que los niños migrantes reciben psicotrópicos en refugios.

Una situación que indignó al mundo

Ya confirmó el Centro de Derechos Humanos y Leyes Constitucionales de Los Ángeles que los niños migrantes reciben psicotrópicos en refugios. Milenio USA sacó una historia de un niño mexicano que continúa en un centro para migrantes en Nueva York, alejado de toda su familia.

La historia de este pequeño ya tiene tiempo, pero eso solamente sirve darnos cuenta el sufrimiento del que hemos sido ajenos. El testimonio de este pequeño parece salido de cualquier historia de terror y la indignación que produce es indescriptible. El mexicano llegó a Estados Unidos en el 2014 y aún permanece en el refugio. 

Describió la cantidad de medicamentos que le prescribían

Su nombre ha sido borrado de los registros públicos por motivo de seguridad. Su declaración la dio el 15 de noviembre del año pasado en Nueva York, ya más de medio año que su historia salió y aún no han resuelto su caso.

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Llegué en 2014 a Estados Unidos. Estuve en seis albergues y en un hospital. Actualmente estoy en un albergue en MercyFirst, en Syosset, Nueva York”.

Cuenta que estuvo en un albergue de Texas y de ahí fue transferido a un hospital de gente loca. “Estar ahí me hizo sentir desesperado; sentía que me iba a volver loco”. Como en toda película de terror, el menor cuenta que todas las paredes eran blancas y que los hacían sentarse en un lugar especial cuando se portaban mal.

De Houston me llevaron a Shiloh. En Shiloh me dieron aún más medicamentos. Tomaba nueve píldoras en la mañana y siete más por la tarde. No sé qué tipo de medicamentos me estaban dando; nunca nadie me dijo nada. No sé cuál es mi diagnóstico o mi enfermedad. La medicina me hizo engordar. Antes era delgado. Me hizo estar hambriento todo el tiempo; me podía comer hasta tres platos de una sola vez”.

También cuenta que los incitaban a la violencia 

Algunas personas en Shiloh provocaban a los niños y nos hacían enojar intencionalmente. Nos hacían actuar violentamente y teníamos que recibir dosis. Los de Shiloh nos insultaban y nos llamaban hijo de puta. Solían hacerlo en inglés, pero yo entiendo un poco de inglés, entonces sabía lo que me estaban diciendo y me hacían enojar mucho.

Dos del equipo de Shiloh fueron violentos conmigo. Uno era un maestro cuyo nombre era ‘Hors’. Muchas veces, él llamó al equipo médico al salón de clases para que me dieran dosis. Una vez, me enojé mucho y quería irme del salón. Yo estaba sentado boca abajo y él llegó y me tocó, lo que me hizo enojar más. Entonces me agarró y torció mi brazo detrás de mi espalda y me levantó, yo sentía que mi hombro se iba a romper. Grité. El maestro ya había hecho eso a uno de mis amigos.

La entrevista completa la puedes encontrar en el siguiente link.

Con información de Milenio

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