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“Vieja grosera”: El bozal machista que le ponen a mujeres como Claudia López

El "tone policing" es un arma común para silenciarte sin argumentos.

Qué vergüenza los colombianos ofendiendo japonesas, qué vergüenza camuflando licor en los estadios. Pero nada de vergüenza cuando en el propio país se trata de callar- y desde siempre- a una mujer que opina y no teme decir lo que piensa en cualquier terreno, no solo el político. Nada de vergüenza al ver que un «honorable» senador insulte a una colega de la peor manera solo porque le ha investigado y le ha dicho sus verdades. Porque pobre, «pobre», senador Ramos, víctima de una «bruja» como Claudia López, que ha tenido que escuchar desde siempre la misma falacia barata: «Usted no es una dama, usted es una señora muy grosera, muy gritona, muy histérica».

Claro, es que  ante la falta de argumentos- o el escozor de la verdad- no hay mejor silenciador que decirte que tu discurso y tus argumentos son inválidos por la forma en la que los dices y porque eso es lo más importante. Y por las formas es mejor callar, censurar, tapar o dejarlo todo acaramelado. La incomodidad no debe ser parte del discurso de una mujer. Y es que ni siquiera esta debería tener discurso.

Pues bien, señores, esto le ha pasado a Claudia López desde que se metió a política. No sé cómo ha tenido el aguante, la paciencia y la resistencia para leer y aguantar al infinito montón de idiotas que le pasan el «tone policing» por la frente para acallarla. Porque es claro que para la gente sin un quinto de argumentos y profundidad, más vale desviarse en el «tono ofensivo» e incómodo de quién lo dice en vez de enfocarse en lo que dice,que es lo más importante. Pero es que cada vez más me convenzo (y lo veo en política, en redes, en ese montón de periodistas baratos que pululan por la radio) que la palabra «argumento» en Colombia es una grosería. Un término extranjero. Un vocablo alien incomprensible.

No sé cómo Claudia López ha tenido el aguante, la paciencia y la resistencia para leer y aguantar al infinito montón de idiotas que le pasan el «tone policing» por la frente para acallarla.

Es cultural: para el colombiano es mejor aparentar en vez de comprender el fondo de las cosas. Guardar las formas. Si alguien no es «amable, cálido, querido», si alguien no es lambiscón, si alguien no es medias tintas, si alguien no es cordial, inmediatamente es juzgado – y hasta linchado -de la peor manera. Nos movemos esa apreciación grotesca de las palabras suaves ( y más si eres mujer, no puedes decir groserías ni decir nada revolucionario, porque nos creen vírgenes puras e intocables), para todo. «No llore, histérica, loca, emocional», nos dicen uribistas y machistas que pretenden acallar a mujeres inteligentes con su mansplainning. «Dígalo mejor, más bonito, no siempre odio», dicen varias mujeres machistas también, porque pierdes toda feminidad si dices las cosas derecho y según ellas y su psiquiatría barata, tenemos probelmas. «Somos niñas, no debemos decir groserías», me dijo una impresentable en mi primer trabajo. Desde ahí, literalmente mando cualquier consejo de esos a la mierda. Y cuando dices «mierda» entonces cualquiera puede decirte cosas peores – y sin fundamento- o hasta amenazarte porque te «lo mereces». Una belleza, ¿no?

Pues les digo que gracias a mujeres como Claudia López es que tantas otras le dicen «loca» en Twitter. Gracias a mujeres como ella, que gritaron, se lanzaron a caballos, que no claudicaron y que dijeron las cosas como son, es que todas esas machistas pueden tener libertades, incluso de opinar. Y yo voté por ella, porque es inteligente y nos hará mucha falta en este tenebroso gobierno que viene. Y voté por ella porque nos parecemos: a mí también me han dicho que «le baje al tono». No, mijos, lo que hace falta es bajarle a la estupidez infinita que viene de sus propias falacias.

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