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Opinión: Paulina, amiga, ya estás grandecita, no cierres tu Twitter

Paulina Vega es un amor y es bellísima, pero debe aprender a asumir sus opiniones en redes sociales.

Caracol

Primera regla de Twitter Colombia: si hablas de política, tienes que asumir que te refuten. No tienes que aguantar insultos, pero en un país como este, visceral hasta el tuétano, muy pocos van a argumentar de manera coherente y contundente.

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Paulina Vega, esta regla te aplica tanto… sobre todo no porque seas una tuitera más, porque no lo eres. El ser famoso te hace igual, en ciertas cosas, a la reina de Inglaterra: todo lo que digas tiene una consecuencia, todo lo que opines genera un debate, todo lo que hagas guiará a mucha gente. Sí, que la gente es libre y tu no estás ahí imponiendo nada, pero qué le hacemos: la gente quiere modelos de comportamiento desde que se creó el «star system». Por eso las marcas te usan para campañas, por eso tienes tantos likes, por eso viajas, por eso trabajas. Porque eres famosa, porque te lo ganaste, porque te has esforzado. Pero como dice el tío Ben, el de Spiderman, con todo gran poder viene una gran responsabilidad. Entonces, si eres famosa para mandar ciertos mensajes con tu imagen, también tienes que tener la madurez y entereza – y sobre todo la conciencia- para saber que todo lo que dices tiene consecuencias. Todo. Eso también hace parte del trabajo.

Y eso fue precisamente lo que te mostró la gente: que si bien cada quien elige al que quiera, muchos no estarán de acuerdo contigo y te lo harán saber. No ayuda mucho lo que dijiste después, en un país tan polarizado. Si bien puedes elegir a quien quieras y tampoco tienes que llegar a ser una Sandra Borda, tienes más poder que cualquier analista político en un país donde harta, aburre el análisis político, tristemente. No puedo probar- ni de fundas- cuánto puedes incidir en la gente para que lo haga todo automáticamente, eso sería estúpido de mi parte. Pero como podemos ver por tu estatus en la sociedad y en la publicidad, das buenos réditos. Eres una influencer por derecho propio. Y puedes mostrar razones para elegir a alguien y también ser confrontada. Tal y como todos nosotros, irónicamente.

No estaré de acuerdo con quienes te insultan, nunca. Hay mucho truhán, mucho filipichín, mucho troll indecente que no merece ni siquiera una réplica sino un bloqueo puro y duro y una sanción, incluso la expulsión. Es bueno que exijas respeto. Pero no te asombres, cuando hables de un tema que en Colombia es como una bomba de tiempo, que la gente no te responda con altura. Es como si no conocieras el país. Y personalmente, no creo que le conozcas. Algo que también te dijeron quienes te refutaron.

Si eres famosa para mandar ciertos mensajes con tu imagen, también tienes que tener la madurez y entereza – y sobre todo la conciencia- para saber que todo lo que dices tiene consecuencias. Todo. Eso también hace parte del trabajo.

Por eso no debiste cerrar tu cuenta. Silencia. Bloquea. Filtra. Edita. Te lo dice alguien que todavía no ha aprendido- un poco sí a las patadas- a saber afrontar sus opiniones todos los días en una cuenta donde cualquiera puede decirte de cara «» lo que piensa. Hubiera sido interesante ver más opiniones tuyas, más allá de una imagen. Porque al cerrar tu cuenta te diste la razón cuando viste que en un país como este es imposible hablar de política sin ofuscarse. Pero diste la razón a muchos que piensan que detrás de esa imagen, de esa bella imagen, no hay – ni habrá- nada más.

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