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El 6 de abril del año pasado, Evelyn Hernández parió un feto muerto. Llevaba meses siendo abusada por un pandillero de la zona rural de El Salvador en la que vive.
Evelyn sangraba con frecuencia: no sabía que tras una violación había quedado embarazada, y tras fuertes dolores en el vientre, parió en una letrina y perdió el conocimiento. Su madre la llevó a un hospital.
Esta semana, la estudiante de secundaria fue condenada a 30 años de cárcel por “homicidio agravado en perjuicio de su hijo recién nacido”. La jueza a cargo tomó esta decisión pues consideró el hecho de que no buscó atención prenatal, informó BBC.
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El Salvador es uno de los países de Latinoamérica donde el aborto es ilegal bajo cualquier circunstancia y se aplica duramente la legislación. Se estima que una veintena de mujeres han sido encarceladas por creer que cometieron un delito.
“A Evelyn se le ha acusado injustamente. Toda la prueba es indiciaria, puro prejuicio de lo que debió haber hecho“, aseguró el abogado defensor de la estudiante, Dennis Muñoz.
