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La igualdad de género se inculca en la infancia: ¿qué está fallando?

¿Cuáles son los factores que influyen en esa exacerbación de las diferencias entre niños y niñas, y por consiguiente, entre hombres y mujeres?

¿De dónde aprendiste lo que sabes? De tus padres, del ambiente en que creciste, de las personas que influyeron en tu educación (o en la falta de ella). Los niños son como esponjas: absorben toda la información que está a su alrededor y filtran lo que aún no pueden interpretar.

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No podemos hablar del Día Internacional de la Mujer sin mencionar la importancia de los niños en todo esto. Los adultos somos irresponsables: decimos y hacemos cosas, y los niños siempre están atentos a eso, aunque no nos demos cuenta.

La igualdad de género empieza en la infancia. No hablamos sólo de los colores de la ropa o de los juguetes para niñas o niños, sino que de las ideas que los mayores transmitimos, de las diferencias que se hacen entre hombres y mujeres, y sobre todo, de la calificación de las habilidades por el género.

¿Cuáles son los factores que influyen en esa exacerbación de las diferencias entre niños y niñas, y por consiguiente, entre hombres y mujeres? Lamentablemente, la pobreza es uno de los elementos claves. La educación es uno de los vehículos para la internalización de nuevos códigos y conceptos, la ausencia de ella deja esto de lado y privilegia la supervivencia como prioridad.

Las niñas que viven en situaciones sociales y económicas precarias, por lo general, asumen las tareas del hogar. ¿Y los niños? Aunque no les corresponda, ellos salen a trabajar, tienen que ayudar a su padre a traer dinero para alimentos.

Continúa este espiral, en el que la mujer asume tareas domésticas, en el que tiene nula posibilidad de acceder a mejores oportunidades y una educación digna que le dé las herramientas que necesita para aspirar a una vida mejor.

Pobreza, violencia, abuso

Según cifras de la UNICEF, casi el 80% de las niñas y los niños en edad de enseñanza primaria de todo el mundo asisten a la escuela. En los países menos desarrollados, la cifra no llega al 66%. A pesar de que la desigualdad de género se extiende a las esferas profesionales, eso es un punto importante a considerar.

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¿Cómo vas a lograr el desarrollo si la mitad de la población está siendo desvalorada? Quien dijo esta frase fue Malala Yousafzai, la joven activista pakistaní que se ha involucrado de lleno en la brecha de género y en la educación de las niñas en el mundo.

La falta de educación también provoca problemas como la violencia y el abuso. Las niñas y niños que viven en condiciones extremas están expuestos a situaciones fuertes: drogas, abusos sexuales, abandono, delincuencia.

Cuando comprendamos que la educación es el motor para el desarrollo, la igualdad de género comenzará a hacerse más patente. Sin educación, no hay oportunidades y sin oportunidades, se mantienen los conceptos arraigados: en la precariedad, la mujer siempre será la más perjudicada.

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