Si todas las mañanas te despiertas sin energía para ir a trabajar como si siempre fuera lunes, y al llegar a la oficina no quieres compartir con tus compañeros, entonces podrías estar sufriendo de un síndrome llamado burnout o desgaste laboral.
En términos generales, es un estado de fatiga o frustración que aparece como resultado de una devoción a una causa, a un estilo de vida o una relación que no produce las recompensas esperadas. Así lo explica la asistente social, psicóloga y docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Susana Arancibia:
Cuando trabajamos no sólo lo hacemos por el desarrollo profesional, sino también por recompensas y reconocimiento. No es sólo “para eso te pago”, sino también están los proyectos, las expectativas, ideas y emociones.
La persona que padece dicho síndrome sufre de varios síntomas que se hacen evidentes en su manera de relacionarse en el trabajo y también, se observan algunas conductas como atrasos, ausentismos, dificultad para la toma de decisiones, baja productividad, tendencia a asilarse de sus compañeros, irritabilidad, hipersensibilidad, oponerse a cambios y hasta generar dependencias al alcohol drogas, juegos y al celular.
Según Arancibia, las conductas del profesional burnout lo dejan en un estado de estar congelado, es decir, que no le afecta lo que pasa a su alrededor, y habla asuntos que no tienen relación con lo que se está tratando en la conversación laboral.
La persona se pregunta constantemente, ¿para qué hago esto? y llega a su casa aún pensando en temas laborales. Además experimenta síntomas físicos como cansancio, fatiga, lentitud, dolor de cabeza, de cuello y de espalda. Es vulnerable a todo tipo de enfermedades y puede presentar licencias médicas frecuentemente.

Esta situación también afecta a todos los miembros del equipo de trabajo y por ejemplo, los que pueden sentir los efectos son los usuarios de la empresa o institución porque pueden ser mal atendidos o ignorados.
La solución a este síndrome no es tomarse un descanso ni salir de vacaciones porque la causa no es el exceso de trabajo. Para eso se requiere una intervención de tipo terapéutica e incluso con todo el equipo de trabajo para determinar qué sucede en la dinámica de grupo, tal como lo explica Arancibia:
Es importante marcar los límites en cuanto a responsabilidades de jefaturas y funcionarios. Es necesario dejar en claro las funciones de cada uno, y así cada persona sabrá hasta dónde llega su responsabilidad. También hay que entender que uno, como sólo un miembro del equipo, no va a cambiar todo por nuestra intervención profesional.
Es sustancial tratarlo a tiempo porque puede causar abandono del trabajo o incluso de la profesión. Y tú, ¿te has sentido sobrepasada y estresada como para considerarte una persona “quemada”?