Actualidad

Ser mitad o punto medio

Yo no quiero ser el fragmento ni el pedazo, ni la cosa rota que alguien más olvidó.

Hace tiempo que no me gusta hablar de mitades, siempre me ha sonado como algo que se rompió y me tocó por cosa de suerte. Peor que buscar el amor, es quererlo encontrar a medias.

La desesperación que gobierna el deseo de amar, nos coloca en extremos poco afortunados y profundos, nos reduce a la mitad (o menos) de lo que podríamos ser capaces de ofrecer, de recibir, de compartir.

Hace tiempo que decidí unir mis mitades, coserme, sanarme y aplacar la ansiedad de toparme con alguien que me complemente, para mejor coincidir con una persona que sume conmigo. Ha sido todo un hallazgo, porque atreverse a encontrarse con uno mismo antes, es de las catarsis más importantes en la vida de todo ser humano.

Una vez que logramos juntar las piezas y hacer esta sinergia con lo que somos, fuimos y seremos, algo se enciende dentro de nosotros. Aparece una luz única que revienta cualquier idea de amor que hayamos abrazado antes.

Desaparecen las mitades, que no fueron más que pedazos de alguien. Ya no hay intenciones de encontrar, sólo compartir y coincidir.

Hace tiempo dejé de encantarme por lo que era igual a mí, porque descubrí que es mucho mejor seguir abierta al asombro. Hoy más que nunca quiero que me sacudan el alma, me despeguen del piso y me regresen sana y salva, me enchinen la piel sólo con estar y me seduzcan con la verdad.

La tentación está latente, muere y revive con fuerza para recordarnos que somos vulnerables a la sensualidad, al deseo carnal y no tanto a lo intangible. Cuando sólo somos capaces de sentir con las manos, los labios, los ojos y el oído, nos estamos rompiendo. Entonces somos una mitad en constante búsqueda de lo que nos haga sentir todo.

No hay amor más lindo y honesto que el que se entrega completo. No hay necesidad de buscar en el otro lo que te falta para sentirte más vivo, más tú. Todo lo tienes, todo está listo para el que llegue.

Ninguna mitad es capaz de encontrar el equilibrio y siempre tenderá a hacerse a un lado. El punto medio de todo está en la parte del alma en donde todo está en paz, en donde nos vamos preparando para abrir los brazos a quien sea capaz de llegar ahí, directo y sin juegos.

Yo no quiero ser mitad, quiero ser el punto medio en donde todo surja. Sólo ahí nace la magia, lo honesto, lo bueno, lo trascendental.

Yo no quiero ser el fragmento ni el pedazo, ni la cosa rota que alguien más olvidó. Quiero ser todo lo que inspira, lo que empieza en mí y termina en un corazón.

Una vez que te reconoces como un todo, un entero capaz de entregar hasta la última parte de tu ser, te das cuenta que ser mitad es insuficiente. Lo único que quieres y te hace feliz es quien pueda mantenerte en tu centro.

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último