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El hábito que te hará más feliz y productiva

¿Cómo concentrarte más y mejor, en este mundo hiperconectado? El secreto está en decir “no”.

Nuestro tiempo y nuestra energía tienen un límite, por eso vale la pena que aprendamos a discriminar pensamientos y actividades que nos alejan de lo más importante: metas y proyectos laborales o personales. Aprender a decir que no es el primer paso.

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Laura Shin, en el libro The Millennial Game Plan, aborda la conveniencia de aprender a “bloquear distractores“: esos estímulos que, todos los días, nos alejan de nuestros objetivos. A ellos se refiere cuando habla de decir que no.

Su recomendación es que nos concentremos en lo que en verdad nos importa. De este modo, no sólo cumpliremos con metas a corto plazo, sino que desarrollaremos habilidades útiles. ¿Cuándo debemos decir que no?

No te distraigas cuando estés pensando en lo más importante

Actualmente, todos somos multitasking, no nos queda de otra. Realizamos varias tareas a la vez, y si tenemos que tomar decisiones, es común que lo hagamos mientras escuchamos un podcast o contestamos correos. La idea es que, si la decisión es importante, nos concentremos sólo en ella. Nuestra mente necesita descanso para potenciar su creatividad.

No distribuyas tu atención

Si estás en una junta, concéntrate en eso, en lugar de revisar tu correo desde el celular. Seguro encontrarás mensajes entrantes, y a tu cerebro le costará el doble de trabajo estar al pendiente de todo a la vez.

No aceptes mails que no te interesan

Cancela tu suscripción a las cuentas de correo que abarrotan tu bandeja de entrada. Determina cuáles remitentes son relevantes y cuáles están de sobra. Te tomará tiempo, pero valdrá la pena: ahorrarás tiempo y evitarás desgaste innecesario.

No dejes que los gadgets interrumpan tu descanso

Una hora antes de irte a la cama, apaga computadora y móvil, y verás cómo mejora la calidad de tu sueño. Tu mente necesita tomarse un respiro.

No desperdicies tu energía en labores insustanciales

Algunos tenemos el vicio de involucrarnos con todas las tareas, incluso con las de los demás. Antes de llenar tu agenda de pendientes, pregúntate qué tan necesario es que precisamente hagas tal o cual cosa. Si puedes delegar, delega. Si puedes compartir ciertas responsabilidades, adelante. Así podrás concentrarte en lo que de veras importa.

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