Vivimos dentro de una sociedad que por años ha sido machista. Nos crían y educan de tal manera que debemos pensar y comportarnos de acuerdo a moldes establecidos. Quien decida escapar de estos, será apuntada con el dedo.
Todas esas interrogantes sobre si acostarse o no en la primera cita, si es bueno o malo tener relaciones sexuales por una noche, si decir que sí a todos es mal visto, en fin, son lo que se conoce como el Complejo de Fulana.
El Complejo de Fulana no es una patología con la que se nace, sino que se adquiere con los años, a través de la crianza y la educación que recibimos en nuestros hogares, con nuestros pares, en el colegio.
Porque, tal como cita nuestra fuente, “eso de querer resistirse para no parecer una presa fácil y, por ende, no calzar con el molde de futura candidata del pretendiente para formar una familia” es algo impuesto por el sistema.
Lo hemos conversado muchísimas veces: las mujeres no estamos en el mundo sólo para procrear y traer bebés al mundo y nuestra sexualidad, al igual que la masculina, es para disfrutar y pasarlo bien, para conocer nuestros cuerpos y conocernos a nosotras mismas.
Según nuestra fuente, “para una mujer moderna, de ideas alejadas de las religiosas e incluso feministas, todos estos sentimientos deberían estar superados, pero no lo están. Y no lo están porque el complejo se instala en el cerebro desde pequeñas y continúa influyendo incluso a edades muy avanzadas.”
Es hora de dejar de lado el Complejo de Fulana. Todas tenemos derecho a disfrutar nuestro cuerpo, siempre teniendo las precauciones necesarias y – demás está decir – realizándonos los exámenes correspondientes para no ser víctimas de Enfermedades de Transmisión Sexual.
Fuente: Erotonomía.com