Hablar sobre estos temas no es fácil, en comunidades marginadas menos y en otro dialecto, mejor ni le seguimos. Sin embargo, es un gusto enorme saber que ya existen esfuerzos para educar a las mujeres indígenas sobre ellos. Aunque algunas se resisten, saliéndose de las pláticas a media sesión, rechazando los consejos y sometiéndose aún a sus hombres, otras están abiertas a aprender principalmente para que sus hijos jóvenes no cometan los mismos errores que ellas.
Por herencia cultural estas mujeres hablan mixteco, algunas en tlapaneco (el español lo aprendieron por necesidad) y son originarias del municipio de San Luis Acatlán, ubicado en la Costa Chica de Guerrero. Consideradas como promotoras comunitarias, han sabido adaptarse al cambio y aprovechan la tecnología para llevar educación a otras que lo necesitan por medio de Internet en sus teléfonos, Facebook, computadoras, etc.
Su modo de organización es muy bueno y a la vez sencillo; se reúnen en la Casa de la Mujer Indígena (CAMI) “Nellys Palomo Sánchez” dentro del mismo municipio. El staff se compone por 14 mujeres y los temas que imparten son enfocados en la salud sexual, que van desde el virus del VIH (que ellas conocen como “el bichito que te roba las energías”) hasta la interrupción de un embarazo.
Apolonia, líder del centro afirma que palabras como pene, vagina, vulva, condones y gonorrea son percibidas cada vez más con naturalidad. Ruth, una de las coordinadoras menciona el tema del machismo “las mujeres no tienen derecho a tener una vida de noviazgo, pues sólo les imponen un marido.” Este es uno de los peores problemas que siguen atacando a estas mujeres. O como el de las bodas, en el que por pagar la boda, ofrecer a la familia de la novia algunos beneficios y mantener a su mujer, los esposos se creen dueños y hacen lo que quieren con ellas.
Entre otra de las iniciativas, además de educarlas, es hacerles pruebas para saber si están infectadas con el virus del sida, incluso si están embarazadas. Los resultados de estos estudios se presentarán en octubre.
Afortunadamente hay chicas interesadas en seguir aprendiendo y son quienes llevan esta información a las que reniegan o no pueden asistir a las reuniones por tiempo (algunas viajan hasta una hora para llegar al centro) o porque el marido no las dejan y tienen miedo de perderlo. Además, ¿recuerdan cuando les contamos que 7 de cada 10 mujeres indígenas en México, son víctimas de la trata de personas?. Nos da gusto que exista un grupo de mujeres haciendo algo porque esto y otros problemas disminuyan; por interesarse en ellas.
Muchas veces nos preguntamos ¿qué podemos hacer desde nuestra trinchera? bueno, ellas nos dan un buen ejemplo.
Fuente: La Jornada