La difícil vida de los habitantes de la isla remota de Fogo, en Canadá, no es un tema particularmente popular o conocido, pero Yulene Olaizola, una reconocida cineasta mexicana, logró plasmar la historia en una película que ahora es bien recibida en Cannes.
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Esta es la primera vez que la cineasta participa en Cannes y dijo que “Es emocionante estar aquí, sobre todo por el tipo de proyecto que nunca fue planeado para llegar hasta esta etapa”, ya que ella misma reconoce que el tipo de película “no es para todos.”
Entre ficción y documental, este filme que carece de trama y se aferra a la nostalgia, presenta la vida unos habitantes de una remota isla, de donde toma su nombre la producción cinematográfica.
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Olaizola ya es una cineasta a la que merece la pena seguirle la pista, sobre todo después de la excelente y multipremiada “Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo” ; un verdadero orgullo que esta película compita contra otros 18 filmes por el premio al Mejor Largometraje de la Quincena de Realizadores, cuyo objetivo es descubrir nuevos talentos y honrar a aquellos ya consagrados.