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Un día te dicen que son novios, que están felices y se amarán toda la vida… y un par de meses después – o años en el peor de los casos- te cuenta que ya no están juntos. ¿Qué haces? Es aquí donde aparece el peor problema más difícil que debes enfrentar como amiga (o): apoyar a tus amigos que sufren.
Y claro que me ha pasado, y no fue fácil. Es más, terminé vinculada en más de un problema que no tenía nada que ver conmigo. Y no descubrí la solución hasta que pasó un año. Pero antes que eso pasara, busqué entregar cariño a mis amigos a través de invitarlos a carretear, llamadas a medio día, mensajes entretenidos o salidas a cafeterías bonitas. Como el chavo del ocho, en vez de mejorar las cosas las empeoré, porque al final tuve que optar por entregarle mi apoyo incondicional a uno, o sea, elegir un bando.
Sin duda, optar por vivir bajo esa política ha sido lo más difícil, pero a la vez lo más sano. Es imposible escuchar a ambas partes del conflicto sin que no surja alguna opinión o intentar ayudarlos con alguna solución. Porque es cierto; hay veces que tus amigos sólo buscan ser escuchados, que asientas con la cabeza y les golpees el hombro, y otras veces, de verdad necesitan un consejo. Y bajo el vicio de los “otros comentarios”, es imposible ser el mejor amigo, o al menos el más neutro.
¿Qué hacen ustedes en estos casos?¿Prefieren alejarse o ser el paño de lágrimas de alguno de los heridos?
