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Odiando el Baby Shower

Javier Ramos, más amargo que nunca

Había escuchado el término varias veces, pero nunca me había tocado asistir a uno. Hasta ahora, que una compañera de trabajo quedó embarazada y me invitó a su casa un sábado para estos efectos. La verdad es que en un principio no lo entendí bien y supuse que era una junta social como tantas otras, pero que con la excusa del embarazo, en vez de llevar una botella de algo había que colaborar con un regalo que le fuera útil al futuro hijo –o hija- de mi amiga.

Pero me equivoqué rotundamente, porque mi regalo realmente desentonó con  lo que llevó el resto de los invitados a este evento. Es que claro, si uno llega con un vestidito como esos que usa Maggie Simpsons no puede competir con presentes tan avasalladores como cunas, zapatillas converse, secadores de pelo, pañales para un año, mochilas, pulseras de oro, coronitas de plata y hasta un saco de dormir para resistir temperaturas bajo cero, que la criatura probablemente no podrá usar hasta que tenga unos diez años.

Con este panorama de consumismo, está claro que mi presente pasó sin pena ni gloria. Además, ahí me enteré que ahora existen en algunas multitiendas las llamadas “Listas de Bebé”, que son iguales a las que se arman para los matrimonios, pero con la diferencia que los regalos sugeridos son cosas de recién nacido. Sin embargo, parece que en este listado no había vestiditos ni piluchos, ni nada que costara poca plata. No es que sea avaro, pero la verdad es que tampoco conozco tanto a mi compañera de trabajo y sólo fui a su casa para no ser descortés. Por lo mismo, no me pareció que fuera necesario hacer una inversión tan grande.

Ahora, debo reconocer que mi compañera de trabajo fue muy gentil y me agradeció mucho el regalo. Pero no fue lo mismo con el resto de los invitados, en su mayoría mujeres, que no se guardaron los típicos comentarios del estilo “Pero eso no estaba en  la lista” o “Esas cosas ya no se usan”. ¿De dónde sale tanto experto en este tipo de cosas?, ¿Desde cuándo es obligatoria esta tontera de los babyshowers? Y eso que no les he contado que además de los regalos, mi compañera de trabajo tenía el departamento totalmente decorado con motivos infantiles, con  mucho rosado y celeste. ¡Una cosa espantosa!

No estoy en contra de los nacimientos ni nada parecido. Pero esto de que las cosas DEBAN hacerse de una determinada manera, con listas de regalos, códigos y cuanta cosa se le ocurra a la gente me parece que es nefasto. Que cada uno haga las cosas como quiera, pero –por favor- que no se “estandaricen” las cosas. Si no, este niño o niña que va a nacer se las va a pasar toda su vida haciendo las cosas regido por un manual.

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