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El PP es el único que apoya a Francia en su política de expulsión gitana

El resto de la comunidad europea repudian las medidas de Niclas Sarkozy.

-El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, comenzó hace unas semanas una política de expulsión de gitanos rumanos del territorio francés, pese a las críticas de los ciudadanos de su país, que salieron a protestar “contra el odio y la xenofobia”, y haciendo oídos sordos a los avisos de la Unión Europea. Su objetivo era “sancionar el abuso del derecho a la libre circulación”. Bajo esta política, y con el impulso del verano, expulsaron a 8.000 gitanos, que se sumaron a los 10.000 rumanos que sacaron del país el año pasado. Pese a ello, en su gobierno insisten en que no lo hacen por racismo: “observen que yo no utilizo la palabra gitanos porque eso no tiene nada que ver”, dijo Éric Besson, titular de la cartera de inmigración.

Estas medidas fueron repudiadas por la Eurocámara, claramente. Pero igual aparecieron un par de ultraconservadores que apoyaron al parisino. La comisión de Libertades Civiles, más varios parlamentarios, repudiaron la expulsión masiva por violar los principios y tratados de la UE. Por eso hoy todos los grupos del Parlamento Europeo rechazaron la medida, a excepción del PP (Partido Popular, de España) que apoyan al presidente francés. Incluso el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, le pidió a los gobiernos “respetar los derechos humanos, incluyendo los de las minorías”.

La Comisión Europea dijo hoy que van a crear un grupo de trabajo para evaluar el uso que hacen los Estados miembros de los fondos sociales comunitarios para mejorar la situación de los gitanos. Además de analizar la situación de ese colectivo en Francia y resto de la UE. Y claro debieron hacerlo porque uno de los pilares de la UE, es la libre circulación de los ciudadanos.

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No es tan raro que España (el PP) haya apoyado a Francia en su política de expulsión, porque todos los años hacen más duras sus leyes de inmigración y resulta cada vez más difícil acceder a la residencia. Ya ni siquiera se puede ir de vacaciones libremente, necesitas un paquete turístico o una carta de invitación, además de una cuantiosa suma de dinero (que hay que acreditar). Para qué hablar de ir a trabajar, se convierte en una tarea titánica encontrar trabajo, luego que te contraten y después que la embajada te de el pase para vivir allá indefinidamente. Para estudiar no resulta tan terrible, necesitas una carta de aceptación de alguna universidad, pero sólo te dan visa por seis meses, luego tienes que renovarla según las condiciones en las que te encuentres.

Resulta un poco obvio comprender por qué los españoles toman estas medidas: casi dobla la media europea en el número de residentes extranjeros y es el quinto país con más ciudadanos foráneos (5,7 millones de personas, es decir, 12% del total frente al 6,4% de la UE).

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