Podemos cree en el amor libre o en el matrimonio o en el compromiso con amor libre, creer en la igualdad de derechos o en el libre mercado, creer que nosotros construimos nuestra vida o creer que estamos determinados culturalmente, o ambas un poco gestores y un poco faltos de libertad. Cada uno creerá de acuerdo a su historia, ha su contexto, ha como experimentado el mundo, ha como se relacionado a lo largo de la vida con las distintas personas que ha conocido y porque no decirlo, cada uno creerá de acuerdo a la propia conveniencia, es decir a la propia satisfacción que produce tener fe en una idea, en una persona o en un grupo.
Lo increíble es que estamos siempre creyendo, teniendo fe en nosotros mismos, en algo, en alguien, esperando que las cosas resulten,… teniendo fe aunque no seamos católicos. Tenemos fe en nuestro trabajo, en nuestros amigos, en nuestras ideas y en nosotros.
Creemos en pseudo certezas, las que defendemos porque estamos convencidos. Lo contradictorio es que esas certezas cambian, se transforman en otras certezas, porque en la experiencia pasan cosas que nos hacen cambiar. Muchos que creyeron en el matrimonio se separaron y ya no creen, otros siguen creyendo, algunos que luchaban por la igualdad de clase hoy son dueños de empresas, algunos que se perdieron en los placeres de la vida hoy meditan y hacen vida sana.
Sin juzgar, esta vez, solo quiero señalar que todos cambiamos porque vivimos la vida y la experimentamos, si pasáramos por la vida sin ser impactados por ella, quizás no cambiaríamos, porque no descubriríamos el orto lado o los otros lados. Y ¿podríamos no ser impactados por la vida? Si, seguramente estaríamos muertos.
No siendo ni tan consecuente ni tan inconsecuente, todo esto es resultado de las creencias que hoy tengo producto de lo que he experimentado, por lo que lógicamente algunos de ustedes estarán de acuerdo y otros no: creerán y/o no creerán.
