Eran hermanas. No eran músicos. Pero bueno, su padre, Austin Wiggin, decidió desafiar al destino. ¿La idea? Darle la razón a su progenitora, que años antes, cuando aún era un adolescente, le leyó la palma de la mano y le dijo: “Te casarás con una mujer rubia, tendrás dos hijas y ellas formarán una banda de música popular. Luego tu mujer morirá”.
En parte, los vaticinios se cumplieron: Se casó con una mujer rubia. La que no murió. Y tuvieron cuatro hijas en vez de dos. Y sobre eso de que formarían una banda, hubo que empujarlo un poco. Austin Wiggin se encargó de eso y ayudó al destino a la hora de escribir el guión de sus vidas.
Sus hijas no eran músicos, eso hasta que el viejo Austin decidió sacarlas del colegio, regalarles instrumentos musicales y ponerlas de cabeza a ensayar: Tenían que formar una banda.
En 1969, cuando las orejas del mundo estaban escuchando el festival de Woodstock, lanzaron su primer y único disco: “Philosophy of the World”. Distribuyeron cerca de 900 copias entre radios y medios de prensa, pero la acogida no fue de las mejores. Pasó el tiempo y siguieron tocando en vivo. Siempre en Fremont, New Hampshire, su tierra natal. Jamás salieron de ahí.
Años más tarde, cuando estaban grabando su segundo álbum, en 1975, a papá le dio un ataque al corazón. Murió. Agotadas, ese día las hermanas Wiggin decidieron disolver la banda, no hacer el segundo disco de The Shags y ser libres. Hoy el disco es considerado una interesante rareza. Incluso en los ochenta Frank Zappa dijo que es lo mejor que ha escuchado después de los Beatles. En un relanzamiento del disco en CD en 1999, la banda se reunió y tocó en Nueva York. Esa fue única vez que salieron de su pueblo para dar un concierto. Y su padre no estuvo ahí.
De seguro, el viejo Austin Wiggin hubiese estado muy orgulloso de sus niñitas.
Este video fue hecho por uno de sus fanáticos décadas más tarde.
