“Justo en este momento, calculando la diferencia horaria con Suecia, hace 70 años Gabriela Mistral estaba a punto de recibir el Premio Nobel de Literatura, qué mágico es esto”. Las palabras de Gloria Garafulich-Grabois fueron certeras; es como si todos los que estábamos en esa sala nos hubiéramos transportado a ese momento tan importante que ahora nos enorgullece.
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Garafulich-Grabois, Directora de Gabriela Mistral Foundation en Nueva York, fue parte del panel de conversación que se reunió hoy en el auditorio de la Fundación Telefónica en Santiago, y la pasión con la que hablaba de Gabriela representaba el espíritu de este encuentro: celebrar la gran hazaña que logró hace décadas y la modestidad que conservó durante toda su vida.
¿Estamos realmente conscientes de lo que significa la figura de Gabriela Mistral para Chile y el mundo? Como bien lo declararon Francisco Vidal, Marcela Mandiola y Rodrigo Aravena, también invitados al evento, ella no sólo fue una talentosa poetisa y escritora, sino que su nombre es un importante patrimonio cultural que debemos cuidar, respetar y preservar, como un tesoro.
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En general, a la mayoría de los niños se les enseña sobre Gabriela Mistral de una forma lejana, casi protocolar, pero ella es mucho más que eso. Es un ejemplo de valentía, superación y coraje que las generaciones más jóvenes deberían conocer más a fondo, incorporándolo como la historia de una mujer que surgió por sus propios medios y que creyó en sus sueños.
La actividad de hoy no sólo era una reunión de homenaje, sino que también una posibilidad de conocer ideas que potencian la figura de Gabriela Mistral desde distintas perspectivas. Por ejemplo, la iniciativa de la empresa Viajes El Corte Inglés de crear un programa de rutas temáticas, que tiene como protagonista un recorrido por la vida y legado de nuestra poetisa, denominado: De Chile al Mundo, tras la ruta de Gabriela Mistral.
Con esto, se busca que tanto chilenos como extranjeros asocien el nombre de Gabriela Mistral al patrimonio cultural, al legado y sentimiento que ella misma tenía por su tierra natal, palabras que están plasmadas en muchas de sus obras.
“Que sólo aprenda a lavar y a cocinar”
Muchos saben del talento de Gabriela Mistral, pero no todos conocen su personalidad y cómo la fue forjando al mismo tiempo que superaba los obstáculos que se presentaban. Nació en Vicuña en 1889 y su infancia no fue la de una niña con privilegios sociales o económicos.
Estudiaba en una escuela pequeña en la localidad de Montegrande, lugar del que fue expulsada a los 13 años. Cuando su madre quiso saber la razón, la profesora le dijo que Lucila “no era lo suficientemente inteligente y que su lugar estaba en la casa, lavando y cocinando”. Claramente, a ella no le pareció y como detalló hoy Gloria Garafulich-Grabois en el homenaje en Fundación Telefónica:
Ella era una niña tímida, pero esa fue su gran revelación. Era feminista y siempre se preocupó por los derechos humanos, específicamente por los de las mujeres y los niños. En su interior, Lucila guardaba una fuerza interna inmensa, que expresaba en sus obras y escrituras.
Justamente hoy se celebra el Día de los Derechos Humanos y como se menciona en la declaración de Gloria Garafulich, el aporte de Gabriela Mistral en ese sentido es invaluable. A pesar de que la poetisa vivió la mayor parte de su vida en otros países, siempre defendió a su patria y sobre todo, a los pueblos indígenas.
Ella rompía códigos, logró cosas que nadie se hubiera imaginado observando cómo fue su vida cuando era niña. Escribió mucho sobre maternidad y apego, pero eligió otro camino para ella misma. Un camino desafiante para una mujer en ese tiempo, con barreras de todo tipo.
Gabriela Mistral fue una luchadora, defensora de las mujeres y sus derechos, creyente ferviente del poder que tiene la educación sobre las personas, humilde y modesta en relación a sus logros. Tanto así, que cuando fue nombrada como ganadora del Premio Nobel, dijo que no creía merecer tal reconocimiento, simplemente porque ella sólo estaba cumpliendo su sueño.