Ayer, revisaba Facebook y encontré esta imagen:
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Sí, Facebook está lleno de estas lecciones de vida que de repente nos sorprenden como señales divinas y pareciera que alguien las poner ahí a propósito para nosotros.
Me sorprende el tino de las palabras, porque justamente ayer estaba pensando en el papel de la felicidad en nuestra vida. Es toda una ironía pensar que lo que todos queremos es lo que más nos cuesta trabajo conseguir.
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Muchos ya nos convencimos de que es una decisión. Pero otros siguen pensando que es como el tren que nunca llega, y tú solo un pasajero más. Si corres con suerte, el tren te alcanza tan pronto como compras el ticket, y si no eres tan afortunado, entonces pasas el resto de tu vida en la estación observando como todos se suben al tren menos tú.
Me he cansado de escuchar a las personas decir que si algo debe ser, el destino verá la forma de resolverlo. Buena forma de lavarse las manos. Luego, cuando las cosas no salen como ellos esperan, terminan enojados con el mundo porque siempre es el pobre mundo el culpable de sus desgracias.
Todas las personas nos topamos con otra que alguna vez nos invita a subirnos con ellos al tren de la felicidad, y todos alguna vez rechazamos la oferta. Aceptar o rechazar, cualquiera que sea el caso, es una decisión.
No importa cuántas veces te subas o te bajes, siempre y cuando decidas. No se vale quedarse en la estación esperando que llegue el tren correcto, cómo lo reconocerías? cómo sabrías que con él no te vas a equivocar? Nadie puede garantizarte eso.
Cuando te encuentras en un momento de plenitud total, es porque antes tuviste que elegir, ver las opciones y decidir por una. Nunca se trata de algo que te llegó sólo porque fuiste &el elegido&. Es en el momento en que dejas de adjudicarle esa responsabilidad al destino cuando tomas acciones.
Me he cansado de escuchar a las personas soltar palabras al aire, sentándose cómodamente a esperar que las cosas lleguen, porque muchas veces esas personas son especiales para nosotros y no hay nada más frustrante que ver cómo se quedan inmóviles en la estación.
No se suben, no regresan a su vida normal, solo se quedan a observar cómo te alejas poco a poco en tu tren, al que muchas veces los invitaste y rechazaron la oferta.
La felicidad es una opción en la que el miedo no existe. Todos nos enfrentamos a eso en algún momento, cuando todos toman su tren y avanzan. Y mientras todos avanzan y te quedas ahí, paralizado por la inseguridad, el tiempo corre más rápido de lo normal. Es el momento más decisivo de tu vida, en el que sabes que te juegas lo mucho o poco que te queda.
Todos queremos ser parte de su viaje, abrazarla y dejar que viva con nosotros. Nunca dejará de ser una de las partes más difíciles decidir cómo, cuándo y con quién, pero qué tal si te digo que la vida está llena de estaciones y que si en alguna te equivocaste, lo peor que puede pasar es que debas bajarte en la siguiente y elegir otro tren. No puede ser tan malo.