Las mascotas pueden ser algo muy importante en la vida de las personas. Para algunos, un perro o gato puede ser como un hijo; es una relación tan intensa que sienten amor real y sincero por su compañero peludo.
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También hay otro grupo de personas que, simplemente, no se sienten cómodos con la idea de tener un animal en su casa, ni siquiera en el patio. ¿Qué pasa cuando tú y tu pareja están listos para irse a vivir juntos, pero la condición es que te deshagas de la mascota que te ha acompañado por tanto tiempo?
Creo que todas las que somos amantes de los animales moriríamos con esa idea, y estoy segura de que sería motivo de discusión. Claramente, en las relaciones hay que ceder, y para llegar a algunos consensos, los dos tienen que poner un poco de su parte.
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Algo distinto sería tomar la decisión de adoptar una mascota cuando ya están viviendo juntos hace un tiempo. ¿Qué harías si tu novio llega un día con un gato a la casa y te dice que quiere que lo adopten?
Todo depende de los gustos, sin embargo, es común encontrar parejas de novios que nunca llegan a un acuerdo en este tema. A veces, incluso uno de ellos puede sentir celos de la mascota, o tener la impresión de que ese pequeño amiguito con patas se interpone en su relación.
Tal como declaran algunas personas citadas en un artículo publicado en Women’s Health, “las voces tiernas y las palabras lindas a veces son para la pareja, y a veces para las mascotas”.
Entonces, ¿cómo podemos establecer los límites? La clave es la comunicación y el respeto. Si a uno de los dos no le gustan los perros, loros, armadillos o lo que sea, lo ideal es llegar a una decisión conjunta.
Las mascotas pueden fortalecer una relación, pero también pueden ser el foco de discusión constante. Si se define bien cuál es el lugar que tienen los animales y cuál es el que tienen los novios, no debería haber problemas.
Lo que sí es cierto, es que cuando los novios rompen corazones, las mascotas siempre están ahí para darnos ánimo y cariño. ¡Tal cual!