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Se venden abrazos

Vender afecto es un nuevo modelo de negocio que está dando la vuelta al mundo en sitios de internet.

Internet está desenfrenado, ¿o será la gente? Eso es lo primero que pienso cuando veo este tipo de sitios que, sin duda, me hacen replantearme el sentido humano del afecto, el amor, la soledad y claro, los negocios.

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Me refiero a los portales en donde se convierte el amor en mercancía; desde un abrazo cotizado en horas, hasta una noche entera de películas en el sofá y pláticas amenas. No puedo asegurar la cantidad que he visto, pero cada vez es más recurrente. Luego, cuando entro y leo un poco, me doy cuenta de que –efectivamente—nos estamos convirtiendo en una humanidad víctima de su propia intención: hacer más el amor.

No es ninguna crítica, es más bien una realidad: una sociedad vulnerable es un nicho interesante para este tipo de iniciativas que saben muy bien cómo disfrazar su propio modelo de negocio para hacerlo mucho más rentable. Porque digo, quién no quiere un abrazo hoy en día.

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Cuddle up to me, es un sitio creado por una chica de Oregon, EE.UU. de 30 años que no solamente vende abrazos, sino que también te suelta toda una letanía sobre el poder de las conexiones humanas en su libro (sí, tiene un libro), mismo que puedes ordenar desde su sitio.

He recibido alrededor de 10 mil correos en una semana — afirmó Samantha Hess, creadora del portal.

¡Y vaya que sí! Hoy por hoy, el negocio es más grande, y Samantha tuvo que contratar a tres personas más para acurrucarse también. Además de que la demanda se pone cada vez más exigente y dada la desconfianza, se debe agendar una cita previa para conocer a tu “abrazador” oficial, con quien platicarás un poco para finalmente decidir si quieres el servicio o no.

Tal vez no es nada nuevo, y hasta parecerá que es cualquier cosa si lo ponemos a lado de la industria pornográfica. Pero resulta que el sexo solo es eso, sexo, y las emociones humanas era un terreno todavía intocable en muchos sentidos.

Este tipo de sitios cuentan con políticas estrictas sobre el uso de ropa cómoda y adecuada para la ocasión, el contacto físico es limitado y hablar ni siquiera es necesario. Ningún paquete implica el acercamiento sexual. Y eso es justamente lo que lo hace diferente, porque además, su servicio también es familiar.

The Snuggle Bodies es otro caso que maneja el mismo modelo, renta de personas –ellos los llaman profesionales en abrazos—para acurrucarse desde 30 minutos hasta una noche entera por el precio de 400 dólares. Ofrecen un catálogo variado de hombres y mujeres “profesionales” quienes acuden al domicilio del cliente.

Quizá es la frivolidad del mundo que nos orilla a pensar en este tipo de alternativas, y lucrar con ellas. En lo personal, considero que tienen un trasfondo interesante, ¿qué tuvo que pasar para que se empezar a considerar un abrazo como un modelo de negocio? ¿O una cita? ¿O un momento para compartir?

Seguramente ustedes tendrán su propia perspectiva, y me encantaría que la compartieran conmigo. Así que charlemos, gratis.

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