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Aprender a disculparse

“Me equivoqué, lo siento” es una de las frases más difíciles de pronunciar en cualquier idioma. Casi todos sabemos querer pero pocos sabemos pedir perdón. Algo así.

El otro día, Ay Guapa hablaba de cómo aprender a perdonar cuando la otra persona no sabe disculparse. Pero la verdad es que pedir disculpas es un arte muy complicado que pocos saben hacer bien. Se necesita voluntad, para empezar, y después un poquito de humildad y bastante valentía.

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Ofender a alguien lo puedes hacer sin querer o queriendo. Si fue a propósito, puede ser por enojo o por puras y simples ganas de joder. Y también lastimamos a los demás sin querer, porque estamos frustrados, porque tuvimos un mal día o por descuido.

Yo siempre he sido de la idea de que las personas no nos hacen enojar: sólo viven su vida como pueden, con motivos internos que nadie sino ellos puede comprender, y nosotros reaccionamos a sus actos según nuestros propios rollos internos y según los sentimientos que tenemos por esa persona.

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Así de simple, si una amiga no te contesta un mensaje en el segundo, no te azotas, sabes que lo hará cuando pueda, y si no puede no pasa nada. Pero si es alguien que te gusta la falta de respuesta te frustra, te enojas o te pones triste, inventas mil teorías para saber por qué, juras que ya no volverás a enviar un mensaje nunca… Intenseamos, pues.

Pero la reacción no tiene que ver con la otra persona, tiene que ver con nosotros mismos. Aceptar esto, así como nuestros propios complejos y razones (frustración, descuido, ganas de joder) es el primer paso para pedir disculpas.

Odio cuando alguien dice “perdón por lo que piensas que hice”. No, reconoce que lo hiciste, haya sido a propósito o no, si lastimaste a alguien, tienes que aceptarlo. Eso si quieres sanar la herida que hiciste.

Tampoco funciona “lo siento, pero…” no te justifiques. Razones, como ya dijimos, pueden ser varias, pero nada justifica lastimar a los demás así que no hay pero que valga.

Lo otro que no debes hacer es dejar la disculpa abierta. “Oye, perdóname, fin del comunicado” no funciona porque estás dejando que la otra persona, a quien tú heriste, haga el esfuerzo que sigue, que es perdonar, sin tu ayuda. No, ya creaste un daño, ya lo aceptaste, te toca repararlo.

Así que mejor que “Discúlpame por lo que crees que pasó pero es que estaba de malas y llegaste en mal momento, nos hablamos” queda:

Perdóname por herir tus sentimientos/tomar tus cosas sin permiso/olvidar tu cumpleaños/aventarte por la escalera. Me sentía frustrado/enojado/con ganas de matarte pero eso no justifica mis actos. Te invito a comer/ te compro una blusa más linda que la que la que te perdí /pago los gastos del hospital. Cuando tú me digas.

Agregar un “te quiero” nunca está de más. Mientras más tiempo pase, más fácil será para ti pedir una disculpa, pero más hondo habrá calado la herida. Así que a fajarse los pantalones, a hablar directo y, de ser posible, a la cara, y a disculparse bien.

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