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8 señales de que te urge una visita al sexólogo

¿Es momento de buscar terapia sexual? ¿De qué se trata eso de pedirle ayuda al sexólogo? No te quedes con la duda.

Las dificultades que se presentan en la vida sexual de una pareja dan no para un post sino para un blog especializado. Leemos, escuchamos por aquí y por allá que los hombres se quejan de poco sexo, que las mujeres queremos seducción y romanticismo… Cada pareja, igual que cada cabeza, es un mundo, y cada quien tendrá necesidades distintas, más allá de estereotipos.

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El asunto aquí es que, cuando el panorama sexual no parece muy satisfactorio, tal vez sea momento de buscar alternativas, porque, caray, ¿quién quiere dejar de tener sexo?

Si el celibato no está entre tus opciones y te preguntas qué tanto necesitas una visita al sexólogo, tal vez estas calves puedan ayudarte a decidir.

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Identifica el problema

No es fácil reconocer que se tiene un problema. Pero si ya te diste cuenta, da el primer paso. Más vale buscar la solución ahora, y no cuando sea demasiado tarde.

La idea es que la terapia ayude a la pareja a detectar y solucionar problemas: no se trata sólo de impotencia, frigidez o falta de apetito sexual, sino de distintos factores físicos, psicológicos, etc. Se trata de que tú y tu pareja logren expresarse mejor, también en el plano sexual.

8 señales de alerta

Aunque los sexólogos no son magos ni hacedores de milagros, pueden ayudarte a resolver algunos de estos problemas:

  1. Falta de deseo sexual
  2. Incapacidad para llegar al orgasmo, o eyacular en el caso de ellos
  3. Inhibiciones sexuales
  4. Dolor al tener sexo
  5. Relaciones de pareja que comienzan a estancarse
  6. Diferencias en lo que excita a cada uno (qué terrible)
  7. Discusiones cada vez que hablan de sexo
  8. Necesidad de mejorar tu vida sexual en general

¿Qué sucederá en la terapia?

Una vez que estén decididos, tomen en cuenta que deberán estar preparados para lo siguiente:

  1. Hablar de sexo. De eso básicamente se tratará la cosa: hablar, hablar, hablar. A veces la conversación se pondrá explícita, así que sacúdanse las inhibiciones.
  2. Leer. Probablemente el sexólogo les recomiende algunas lecturas sobre sexo en general o sobre su problema en particular. Aprovéchenlas, y no tengan miedo a comunicar sus dudas.
  3. Asumir ciertas confrontaciones. La idea es que ni tú ni tu pareja sean juzgados por el terapeuta, quien estará ahí para ayudarlos. Pero sí habrá momentos críticos, habrá retos y dificultades que están pasando por alto en la vida diaria. Así que no se desesperen.

¿Qué no sucederá en la terapia?

Ninguno de los dos tendrá que desnudarse ni tener sexo en frente del terapeuta, pierde cuidado (¿o tal vez debí decir no te decepciones?, nunca se sabe). Todo sucederá en términos de conversación. El propósito es que, cuando estén de vuelta en la alcoba, la relación entre ambos mejore un poco y el panorama luzca menos lúgubre.

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