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El impacto ambiental de la guerra en Siria

La huella que dejará este conflicto no sólo será visible en las calles destruidas, también se verá en la salud y condiciones de vida de sus habitantes.

Prácticamente cualquier tipo de violencia me parece inaceptable, aún más cuando después de varios años de conflicto no ha dejado más que muerte y destrucción sin poder llegar a un acuerdo. En el caso específico de Siria, la guerra civil que llevan luchando desde 2011 dejará una huella que será visible no sólo en sus calles o en el corazón de su gente por la gente que se ha perdido, también se notará en la salud de quienes han sobrevivido y en el ambiente.

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La contaminación provocada por metales pesados y sustancias cancerígenas que forman parte de los ingredientes de las municiones llevan casi 4 años expandiéndose por todo el territorio y los problemas de salud empiezan a emerger y necesitan atención médica inmediata. Los residuos tóxicos que deja la artillería, bombas y la misma destrucción de los edificios contribuyen a la contaminación del suelo y los recursos hídricos de la región, a esto hay que sumar el impacto del saqueo a las instalaciones químicas y manejo de estos compuestos sin la seguridad adecuada.

En las ciudades de Homs y Alepo la contaminación por sustancias tóxicas se ha estado expandiendo por el uso frecuente de artillería que contienen TNT. Las “bombas de cañón”, están llenas de varios kilos de materiales tóxicos que con frecuencia quedan sin explotar pero no se retiran de manera adecuada pueden contaminar de forma grave el lugar.

Muchas de las armas que utilizan los grupos de oposición son municiones caseras en las que se emplean sustancias químicas tóxicas que a menudo son robadas y utilizadas sin el menor grado de seguridad, lo que puede afectar a quienes las manejan y en conjunto con otros químicos, potenciar su toxicidad.

El futuro de los niños

Una de las partes más tristes de un conflicto armado es que haya niños involucrados, en Siria han muerto cerca de 15.000. Algunos de los que viven, participan en la recolección de materiales de desecho, tóxicos, por supuesto, para ayudar en la producción de más armas, lo que de por sí es dañino para su salud.

A esto hay que sumar la exposición constante a materiales de construcción pulverizados entre los que caminan diariamente y son inhalados o ingeridos porque terminan en el aire, en sus alimentos y en el agua que consumen.

La gente está regresando a ocupar los edificios llenos de escombros de la destruida Homs, la gestión de residuos en las zonas violentas no es la adecuada y la exposición a sustancias contaminantes para los habitantes y los trabajadores supone peligros potenciales para la salud. Además del gobierno y los grupos armados, los sirios tienen a la contaminación como un tercer enemigo.

La industria ilegal del petróleo

Si la contaminación por explosivos no es suficiente, hay una creciente industria ilegal de petróleo, los rebeldes la encabezan sin los equipos de protección necesarios. Se extrae y refina mediante procesos primitivos causando la propagación de gases tóxicos que contaminan la tierra y el agua en comunidades locales.

En Siria es escasa el agua subterránea, las fugas derivadas de los malos procesos de extracción de petróleo la contaminan en zonas que están dedicadas a la agricultura. La exposición a los gases que surgen de la refinación del petróleo también pueden convertir estos terrenos en lugares no aptos para esta actividad.

Las enfermedades relacionadas al petróleo están reclamando el abuso y la gente presenta cuadros de tos persistente y quemaduras químicas que podrían transformarse en tumores con el tiempo.

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