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A veces me gustaría ser hombre, ese hombre

A veces no me gusta ser mujer, no me gusta ser chilena, no me gusta ser independiente. A veces no me gusta escribir lo que pienso, porque eso algunos piensan que es ser vulnerable.

A veces me gustaría ser un tipo. Un hombre, un hombre bien grande. Con unos brazos grandes. Tatuados ojalá, ojalá mal tatuados. A veces me gustaría haberme hecho más amiga del caballero que vendía pasta en la población de la otra esquina y que recibía todas las cosas que se robaban los angustiados de por ahí, para que cada vez que me han robado mis herramientas de trabajo, hubiese podido ir, así media prepotente a exigirle que me las devolviera.

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A veces, me gustaría no haberme salido del colegio y haber traficado coca, tener auto, una tremenda casa, haber robado, que el colegio hubiese sido mi centro de operaciones. O mejor, haber ingresado en cualquier colegio que tuviera una formación que me cortara las alas, haber estudiado algo que no me gustaba en algún lugar que no me gustara, para trabajar todos los días en algo que odiara, para pagar casas comerciales de cosas que no puedo disfrutar por estar trabajando.

Otras veces, me gustaría haberme quedado con alguno de mis primeros pololos. Haber vivido de allegada en alguna mediagua atrás de la casa de mis suegros, haber tenido un par de hijos y haberme separado joven. Me encantaría a veces que otros tuvieran la obligación de mantenerme, que hubiese un papel que les exigiera que me tienen que dar plata porque se les ocurrió firmarlo.

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A veces me gustaría ser ese hueón grande que nadie se atrevería a pasarlo a llevar, ese hueón al que no lo sobajean en el metro, al que ni por asomo alguien se atrevería a decirle algo obsceno. A ese hueón con el que uno tiene cuidado, porque en volá te hace algo malo, muy malo, al que la gente le tiene miedo. A ese que la gente le paga lo que le debe, le tiene respeto por su trabajo, hasta se le admira y los niños del barrio quieren ser como él. A ese hueón si que nadie le dice que ha tenido suerte, él seguro se gana las cosas.

A ese loco jamás alguien pensaría en asaltarlo, en violarlo, en gritarle, el hacerle algo a la mamá, en humillarlo. A ese hueón se le respeta, porque es grande, es de brazos grandes, es de brazos tatuados, se le frunce el ceño, a él se le respeta.

A veces no me gusta ser mujer, no me gusta ser chilena, no me gusta ser independiente. A veces no me gusta escribir lo que pienso, porque eso algunos piensan que es ser vulnerable y a las personas vulnerables hay que pasarlas a llevar. A veces no soporto ser buena onda y jamás armar escándalos cuando debería haberlos armado, a veces me gustaría ser como la Claudia que no le importa gritar, llorar, maldecir.

A veces quisiera nunca haber soñado con estudiar, a veces quisiera estar metida en mi población de siempre y no haber salido nunca de ahí. A veces odio pensar que las cosas pueden ser diferentes.

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