Es cierto, cuando firmamos un contrato laboral, nos estamos comprometiendo a llevar a cabo proyectos, a cumplir con ciertos objetivos. Pero a veces resulta que el empleo no es para nada lo que esperábamos, que nos está quitando calidad de vida, que el sueldo es demasiado bajo y las actividades, más demandantes de lo aceptable. En esos casos, vale la pena reflexionar, atender a esas señales de que detestamos nuestro trabajo y actuar en consecuencia.
PUBLICIDAD
Las empresas responden a una determinada organización, pero nadie es indispensable. Cuando te vayas, tus superiores encontrarán a alguien que te sustituya. Claro que será difícil para ellos e incómodo para ti. Sin embargo, tienes que pensar en ti misma, en tus satisfacciones profesionales, en tus prioridades. Así que no tengas miedo. Simplemente haz las cosas de la mejor manera. Renunciar con estilo tiene su chiste, pero vale la pena intentarlo.
Sé diplomática
Probablemente tienes ganas de ahorcar a ese jefe neurótico, pero vale la pena no actuar impulsivamente. Piensa cuáles serán tus movimientos y condúcete con diplomacia. Así, cuando le pidan referencias de ti a tu jefe, él hablará bien de ti.
Explica por qué te vas con amabilidad. Sé lo más clara que puedas y arregla cuáles son los pendientes que deberás entregar antes de irte. Muéstrate agradecida por el tiempo que trabajaste en la empresa.
Planea tu siguiente paso
Lo ideal es que tengas un trabajo de repuesto, o que hayas comenzado a buscar otras opciones. Negocia unos días antes de entregar tu puesto, para que no dejes “volando” a tus superiores.
Esfuérzate por lograr un buen cierre, pero no demasiado. Haz lo que esté en tus manos sin desgastarte. Una vez que hayas renunciado, aunque sigas yendo a la misma oficina, sentirás que te quitaron un peso de encima y todo será más fácil.
No te enganches con las reacciones de los demás
Cuando le digas a tu jefe que te vas, lo más seguro es que se moleste. Estará perdiendo a un elemento de su equipo y tendrá varios asuntos que solucionar. Así que prepárate para su reacción. Sé paciente. Intenta no apasionarte ni responder impulsivamente si te hace comentarios negativos. Es un paso desagradable, pero no puedes evitarlo.
PUBLICIDAD
Evita que las reacciones de tus compañeros te afecten. Recuerda: se trata de buscar lo mejor para ti, y si tú no te encargas, nadie más lo hará.
No dejes tareas a la mitad
Tal vez no estés en condiciones de completar todo un proyecto, pero sí puedes terminar lo que empezaste. No dejes problemas desatendidos, clientes enojados ni tareas inconclusas. ¡Protege tu reputación!
Capacita a alguien más
Ofrécte a instruir a alguien más sobre las responsabilidades de tu puesto. Tal vez te digan que no es necesario, tal vez te agradezcan mucho este esfuerzo por dejar el panorama en orden.
* * *
Renunciar a un empleo es difícil, pero a veces también es necesario. Si actúas con amabilidad, si piensas tus movimientos, será mucho más fácil que la empresa se quede con una buena impresión de ti.
Lo importante es que no te quedes en un trabajo que te hace infeliz o que te resta calidad de vida. ¡Siempre habrá otras oportunidades interesantes! Así que… ¡suerte!