Me hubiera reído hace una década, cuando tenía 18, si me hubieran dicho que…
- A mis 28, iba a estar soltera, y no con hijos y con un esposo en casa, como me lo imaginaba.
- Iba a estar feliz con esa libertad, e incluso me iba a replantear si una familia es realmente lo que quiero.
- Me iba a alegrar de que la gente que alguna vez me hizo daño esté bien.
- Iba a quitarme la etiqueta de “madura” para atreverme a equivocarme y a cometer todas las locuras que antes no hacía por miedo.
- Me iba a aventar dos veces en paracaídas cuando de niña me daban pavor las alturas y los juegos mecánicos.
- Iba a subir veinte kilos.
- Iba a lograr bajar esos veinte kilos y a resolver mis problemas con la comida.
- Iba a tener muchísimos vicios inesperados que por fortuna lograría controlar antes de mis 30.
- Iba a enamorarme todos los veranos de alguien diferente, e iba a pasar los inviernos a solas.
- Iba a viajar a pasar mi cumpleaños número 28 en Nueva York, acompañada por una gran amiga, en un bar donde iban a tocar “Goodbye horses”, mi canción preferida.
- Iba a trabajar en un lugar que me obligaría a ser la mejor versión de mí misma. Y que poco a poco, lo iba a ir logrando.
- Iba a seguir creyendo en el amor, aun cuando éste pareciera no creer en mí.
- Iba a valorar mi soledad y no a sufrirla ni a usarla como escudo.
- Iba a tener un poemario listo, encerrado en un cajón de mi cuarto.
- Iba a seguir escribiendo.
- Iba a meterme en grandes líos por sobrevalorar el dinero.
- Iba a tener un tatuaje que me recordaría el resto de mi vida que nunca más.
- Iba a ser pelirroja y rubia para regresar, tras 10 años, a mi tono de pelo natural, lo que significaría, más allá de un cambio de look, que me iba a aceptar (al fin) como soy.
- Iba a tener los mismos mejores amigos de hace una década, quienes por cierto darían la cara por mí en varias ocasiones (literal).
- Iba a asistir a más de cien conciertos y en la mayoría de ellos iba a llorar de pura euforia.
- Iba a descubrir que las respuestas jamás están en el exterior, sino adentro, bajo la piel.
- Iba a ver cada día como un día menos de vida, lo que me serviría para jamás dar por sentado nada.
- Iba a perdonar todo mi pasado y estar completamente lista para sorprenderme con el presente.
- Iba a entender que sólo es posible vivir bien cuando la vida se lleva puesta en la sonrisa.
- Iba a seguir sin saber andar en bicicleta, lo que significa que aún me falta por lo menos una cosa por aprender.