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Los mexicanos con menor ingreso prefieren los refrescos

Gastan tres veces más en bebidas azucaradas que en leche o en el consumo de frutas.

A veces hace falta conocer los datos duros para creer lo que realmente ocurre en la sociedad. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en México se consume más refresco que fruta y, entre la población de menor ingreso, se invierte tres veces más en refresco que en leche.

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México cuenta con una disponibilidad calórica de 3180 por persona, unas 500 calorías por arriba de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto se refleja, según representantes de FAO, una doble carga de desnutrición y obesidad.

En el país viven 11.3 millones de personas en inseguridad alimentaria, de severa a moderada. Mientras 12% de la población infantil sufre de desnutrición crónica, después de los 5 años; o antes si son indígenas.

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La falta de variedad en la alimentación y la predilección a los altos contenidos calóricos, nos da un país que batalla día a día con el sobrepeso y la obesidad.

El que siete de cada 10 adultos presenten sobrepeso, y que de éstos la mitad presenten obesidad, constituye un serio problema de salud pública, por lo que es indispensable redoblar esfuerzos para disminuir estas prevalencias que aumenten el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles con grandes costos directos e indirectos para las familias y el Estado.

De acuerdo con Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC), en México se consumen 16 mil millones de litros de refresco al año. Para su producción, se utiliza un millón de toneladas de azúcar y 900 mil toneladas de fructosa.

Con el nuevo impuesto a los refrescos y bebidas azucaradas, las familias de escasos recursos quedarán sin la posibilidad de tomar refresco. Así se verán forzados a recurrir a otros alimentos que, esperemos, sean de mayor beneficio para su salud. ¿Elegirán consumir leche en su lugar?

De nuevo, este problema se puede solucionar con información, educación y nuevos hábitos. Entre los trabajadores de la construcción, por ejemplo, se les facilita cooperar para una botella de refresco y un kilo de tortilla. Ahora, ¿cuál será la opción?, ¿les alcanzará para consumir una mejor fuente de energía?

Fuente: Sin Embargo

Foto: Brújula Financiera

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