Esta semana es una muy especial en México. A partir de hoy, la gente comienza a preparar sus altares para recordar a sus muertos. Es una celebración especial que viene desde la época prehispánica y la manera en que la celebramos hoy en día, con altares y calaveritas de azúcar, no es nada menos que un resultado de la combinación de dos culturas sumamente diferentes.
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La anatomía de un altar comienza con un colorido papel picado. Los aztecas utilizaban el papel para representar el viento, aunque no era papel de china de colores, sino papel amate que se realiza con la corteza de un árbol. Se pintaban con los diferentes colores que habían disponibles en la época. Hoy en día, se pone papel de colores con ilustraciones cortadas que recuerdan a las caricaturas de José Guadalupe Posada.
Pero sobre el papel picado viene lo más interesante para todos: la comida. Mientras todos los altares llevan al menos un poco de esos alimentos que nuestros difuntos disfrutaban tanto comer y compartir con nosotros. Pero hay varios elementos que deben estar siempre presentes.
La comida en el altar
Ya estaremos hablando de todos los elementos que van en el altar, pues es un platillo con mucha historia. Hoy nos centraremos sólo en la comida para que su altar quede perfecto.
Como expresa la chef mexicana, Barbara Silbey:
Se supone que los muertos se nutren del olor y espíritu de la comida. No se queda en la ofrenda ni en la tumba, todos comemos de ella
Lo importante, es que la comida sea del agrado del difunto. La mayoría de casas que colocan altares, siempre buscan que los platillos y dulces preferidos de los difuntos estén siempre presentes.
Tambien es muy necesario ponerles agua, por si vienen con sed. Claro, esto además de su bebida favorita, como el tequila, el pulque, algunos preferían un rico y buen mezcal. Incluso puede ser una bebida que no sea tan tradicionalmente mexicana. Es también importante poner buen café para que los difuntos aguanten toda la noche.
Los altares deben contener también ingredientes estacionales, como la calabaza (en dulce), el tejocote, la jícama, la naranja y claro, algunos alimentos hechos con maíz.
Y claro, elementos que se realizan especialmente durante la estación para esta celebración del año: el pan de muerto y las calaveritas de dulce. Ambos dulces recordatorios de muerte para celebrar la vida.
Finalmente, también son necesarios los platillos tradicionales como el mole, el pozole, los tacos, los tamales. Y porqué no, si era del agrado del difunto, un rico atole.
Recuerden que los difuntos hacen un largo viaje desde el Mictlán para compartir un día con sus seres queridos y disfrutar de esas cosas que amaron en la tierra. Así que no olviden incluir estas delicias en sus altares. Aún tienen varios días hasta el 31, suficiente tiempo para crear un gran altar de muertos. (No olviden mandarnos sus fotos a nuestro twitter)