Si bien, la denominada capa de ozono – zona de la estratósfera con una concentración alta del gas compuesto por tres átomos de oxígeno– se considera favorable para los seres vivos porque absorbe entre el 97% y el 99% de la radiación ultravioleta de alta frecuencia, lo que ayuda a protegernos del cáncer; ahora nuevos estudios parecen indicar que no siempre es un gas benigno.
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Lo que sucede es que la altitud a la que normalmente se encuentra de forma natural el 90% de la concentración de ozono en la atmósfera es de los 10 km a los 40 km; el problema ocurre cuando se encuentra el ozono a baja altitud -en los primeros kilómetros desde el nivel del suelo-, pues entonces significa que surgió a partir de la mezcla de de óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COV), y la luz solar.
Las emisiones de NOx y COV provienen de fuentes como instalaciones industriales, centrales eléctricas, y principalmente de tubos de escape de los vehículos, sumado a la luz solar, que es un factor clave en la creación de ozono troposférico, por ello la suma de días soleados y ciudades contaminadas genera niveles poco saludables de ozono en las zonas urbanas; lo que además provoca que en verano este ozono de baja altura sea más común.
Según un estudio científico de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), la exposición esta clase de ozono puede generar daños cardiovasculares, principalmente en niños, adultos mayores y personas con afecciones cardíacas o pulmonares previas.
Los científicos realizaronn la investigación con una muestra de poco más de una veintena de personas, entre los 19 y 33 años, a quienes expusieron a altas concentraciones de ozono por un lapso de dos horas, y posteriormente evaluaron los efectos.
Los resultados revelaron la inflamación de los vasos sanguíneos, la reducción a la mitad la capacidad de disolver coágulos en las arterias, y afeccciones del sistema nervioso -encargado de controlar el ritmo cardíaco-. Cabe aclarar que según el estudio los síntomas presentados por los participantes eran reversibles y temporales, pero son una muestra de los efectos en el cuerpo humano que tiene el ozono a baja altura; de hecho, según estudios de la EPA, tan sólo en Estados Unidos mueren entre 40 mil y 50 mil personas al año a causa de la contaminación atmosférica.
¡Resulta sorprendente cómo una molécula aparentemente simple, compuesta por tres átomos de oxígeno es capaz de afectar la salud del corazón!
Con el fin de supuestamente proteger la salud de los habitantes, varios países se basan en un Índice de Calidad del Aire para monitorear diariamente estos niveles de ozono de baja altitud y cuando superan los límites saludables recomiendan a la población minimizar el tiempo al aire libre.
Ojalá que se sigan realizando estudios para saber cómo proteger el corazón -y los pulmones- de la contaminación ambiental, y principalmente atacar las causas de fondo: mejores alternativas de transporte sustentable que sustituyan al automóvil, e industrias más limpias.
Vía: Ozone exposure and your heart (EPA)