No habernos industrializado ha tenido varios costos, siendo el más importante el que guarda relación con el medioambiente, ya que echar mano a la exportación de materias primas con el famoso “modelo exportador primario”, ha agravado la sustentabilidad de ciertos países de Latinoamérica.
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El desarrollo que tanto enorgullece a la región, que nos hace aparecer en ranking de popularidad económica y otorga solidez internacional, está basado en la sobredemanda de recursos naturales apetecidos por potencias mundiales como China.
El agua y el suelo son los que más se han dañado con este supuesto “progreso”, puesto que un imperativo de éste, es la sobreproducción a costa de explotar ecosistemas, depredando la biodiversidad que ahí se desarrolla y agotando sus recursos.
Y no lo digo al ojo, sino que lo avalo con un estudio desarrollado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) junto con las universidades Autónoma Metropolitana de México y Concepción, de Chile, así como con la Red Mercosur de Estudios Económicos, que advierte que proporcional al aumento del flujo comercial es el deterioro de los recursos de los países analizados que mantienen ese modelo de explotación en economías de: Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, México y Chile. Justamente las que más crecimiento han registrado en los últimos años.
El estudio señala que ese proceso se ha dado sin la necesaria “planificación” y con “fallos en las políticas públicas”, pues los Gobiernos en general “no han integrado sus estrategias productivas a la anticipación o consideración de los problemas de degradación medioambiental que puede generar el crecimiento económico”.
En ese sentido, observa que muchas políticas públicas aplicadas en la región van en una dirección contraria y “apoyan firmemente la expansión de las materias primas basadas en los recursos naturales y productos industriales con alto potencial de contaminación, ya que buscan potenciar el retorno de corto plazo”.
Es por eso que necesitamos con urgencia una autoridad medioambiental que comprenda el impacto de la explotación de los recursos, y garantice un equilibrio con políticas públicas serias, impuestas conscientemente pensando en el largo plazo, y en que los recursos limitados generen sustentabilidad mediante la reposición de éstos y su cuidado.
Sería muy triste desvalijar la tierra y cambiar toda su riqueza, real y palpitante, por cemento, enfermedad y un dudoso status mundial de éxito y progreso económico.
Fuente: Naciones Unidas alerta sobre impacto de explotación de materias primas en América Latina EFEverde